Dra. Claudia Muñoz, directora de Investigación y Creación Artística de la U. del Bío-Bío
- Desde las estrategias de diseño, las soluciones constructivas, la selección de materiales, su desempeño energético en fase de uso -entre otras variables- a la finalización de su vida útil y generación de residuos. Todo ello debe evaluarse en pro de la sustentabilidad de una vivienda.
- Así lo señala la Dra. Claudia Muñoz Sanguinetti, experta en hábitat sustentable, parte de la iniciativa que construye la primera vivienda impresa de Latinoamérica en la U. del Bío-Bío, y miembro del equipo del Proyecto GWR, Greywater Reuse, liderado por la Usach.
Mientras participa en la iniciativa a cargo de construir el que será el primer prototipo de vivienda impresa 3D de Latinoamérica, todo un hito encabezado por la Universidad del Bío-Bío, la Dra. Claudia Muñoz Sanguinetti, experta en hábitat sustentable, también se desempeña en el Proyecto GWR (con centro en la Usach), enfocado en generar una casa piloto dotada de un sistema de tratamiento y reúso de aguas grises. Dos desarrollos innovadores que tienen en común la búsqueda de viviendas ambiental y socialmente sustentables.
Para alcanzar esa condición, la Dra. Claudia Muñoz señala algunas de sus características: “Todo se inicia en la etapa de diseño y en conocer las condiciones y características ambientales y el entorno. De acuerdo con eso, se seleccionan sistemas constructivos y materiales apropiados, para un mejor desempeño ambiental, menor consumo energético de la vivienda; por ejemplo, iluminación natural, orientación, tipos de aislantes o condiciones de enfriamiento, según la zona en que se emplaza. La estrategia de diseño debe recoger todos estos criterios bioclimáticos, y siempre con un pensamiento de ciclo de vida, teniendo en cuenta que no solo debe enfocarse en la etapa de construcción, sino que se va a habitar (etapa de uso), incluso reacondicionar si es necesario para prolongar su vida útil, y que -finalmente- será deconstruida en algún momento”.
Para esa etapa de fin del ciclo de vida, sostiene que se podrían “diseñar viviendas que sean desmontables, recuperables”, buscando el menor impacto ambiental y pensando en la circularidad de los edificios.
“Considero que estamos en un punto de inflexión para repensar lo que estamos haciendo en materia de vivienda”, reflexiona la Dra. Muñoz, aludiendo al análisis que se está llevando a cabo en la Universidad del Bío-Bío, donde se acaba de realizar el Seminario Internacional Vivienda Industrializada Sustentable. “En la U. del Bío-Bío, tenemos una trayectoria larga en edificación sustentable, a través del centro de investigación CITEC-UBB y programas de postgrado especializados en la materia, con un magíster y un doctorado específico en hábitat sustentable, de la Facultad de Arquitectura, Construcción y Diseño (Farcodi)”, detalla.
Actualmente, según explica, trabajan en innovación para la sustentabilidad, “como es el caso de la construcción impresa, pensando en disminuir los tiempos de construcción, reducir los residuos, huella ecológica y mejorar las propiedades que tiene la envolvente térmica para hacer más confortable la vivienda. Estamos ahora estudiando temas estructurales, pero siempre desde la mirada del menor impacto ambiental posible”.
Integración universitaria y tecnológica
Así como en la Universidad del Bío-Bío se desarrolla el prototipo de vivienda impresa, en paralelo, en el Centro Tecnológico para la Innovación en Construcción (CTEC), ubicado en Santiago (Laguna Carén), se avanza con la Vivienda Social Sustentable, casa piloto en que se prueban las tecnologías integradas de tratamiento y reúso de aguas grises, con un sistema de riego para muros y techos verdes.
“Lo destacable de la vivienda piloto, concebida dentro del Proyecto GWR, es la oportunidad de incorporar estrategias de uso eficiente de un recurso tan relevante como es el agua. La circularidad del agua, aplicada al riego de muros y techos verdes -entre otros usos-, va a permitir que estos funcionen como un material aislante natural acústico y térmico, mejorando el desempeño energético de la vivienda”, explica la Dra. Muñoz.
Según la académica, la incorporación de techos y muros verdes, además de ser un elemento estético de la vivienda, y en un futuro proyectado a barrios con esa característica, “aportaría a mejorar la calidad del aire y a disminuir las islas de calor, en ciudades cada vez más calurosas, donde el pavimento y el hormigón de los edificios proyectan el calor. Se trata de una alternativa sustentable para bajar la radiación con estas instalaciones verdes”.
La posibilidad de integrar ambos desarrollos tecnológicos en viviendas está abierta, aprovechando los avances alcanzados por los respectivos proyectos universitarios. En términos de vivienda impresa, la Dra. Muñoz destaca la velocidad en la construcción: “Podemos imprimir un muro al día. Eso puede ser una gran contribución para el déficit habitacional, no solo de los tiempos de la construcción, sino que aporta a la calidad, porque estamos hablando de viviendas de hormigón”.
Sostiene que otro atributo relevante “es que se puede manejar la aislación térmica, porque tiene una cámara de aire, por lo que mejora el confort interior, reduce los tiempos, la cantidad de residuos y no ocupa moldaje; entonces hay un gran ahorro final de recursos”.
“Dado que la tecnología va avanzando rápido, el desafío es traer ese avance a la arquitectura, a la construcción y a la ingeniería”, concluye la Dra. Claudia Muñoz Sanguinetti.
Sobre el Proyecto GWR
El proyecto Greywater Reuse plantea reusar aguas grises domiciliarias (que representan cerca del 65% de las aguas eliminadas desde los hogares) en el riego de muros y techos verdes, entre otros fines, mejorando la gestión del agua y obteniendo beneficios en aislación térmica y acústica de las viviendas.
La iniciativa es financiada por el Proyecto Anillo de ANID (Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo).
Una casa piloto se encuentra en instalación para estudiar y exhibir estas soluciones a escala real en el Centro Tecnológico para la Innovación en Construcción (CTEC), ubicado en Laguna Carén.
El equipo científico está compuesto por siete investigadores de las universidades de Santiago (5), Andrés Bello (1) y del Bío-Bío (1).
Más información en www.proyectoaguasgrises.usach.cl
Equipo Prensa
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