- En el cruce entre la inteligencia artificial y las pequeñas y medianas empresas chilenas se vislumbra un camino lleno de promesas y desafíos. Si bien la visión futurista promete un impulso económico sin precedentes, debemos detenernos a reflexionar más allá de las seductoras promesas.
La adopción masiva de la inteligencia artificial plantea preguntas cruciales sobre la autonomía de nuestras pymes. ¿Qué sucede cuando la toma de decisiones es delegada a algoritmos? ¿Podemos confiar plenamente en que estas decisiones reflejarán valores éticos y no perpetuarán sesgos indeseados?
Cuando la toma de decisiones se delega a algoritmos, surge la preocupación sobre si estas decisiones reflejarán adecuadamente los valores éticos de la empresa y si podrían perpetuar sesgos no deseados. Por ejemplo, en el ámbito financiero, los algoritmos utilizados para la evaluación crediticia podrían basarse en conjuntos de datos históricos que reflejen sesgos sociales o raciales, lo que podría resultar en decisiones discriminatorias. Del mismo modo, en la contratación de personal, los algoritmos de selección de currículums podrían involuntariamente perpetuar prejuicios al basarse en patrones históricos de contratación. Estos ejemplos ilustran cómo la delegación de decisiones a algoritmos puede plantear dilemas éticos y aumentar la necesidad de garantizar que los sistemas de inteligencia artificial sean transparentes, éticos y estén sujetos a una supervisión adecuada para mitigar cualquier sesgo no deseado.
La ausencia de marcos regulatorios y programas de apoyo específicos deja a las empresas y a la sociedad en general en una situación de vulnerabilidad frente a los desafíos éticos y laborales que plantea la inteligencia artificial.
La anticipación en la formulación de políticas públicas relacionadas con la inteligencia artificial sería de gran beneficio para el país por varias razones. En primer lugar, permitiría establecer directrices claras y transparentes que orienten el desarrollo y la implementación de tecnologías de inteligencia artificial en las PYMES, asegurando que se respeten los valores éticos y se aborden los posibles sesgos. Además, anticipar estas políticas permitiría diseñar programas de capacitación y reconversión laboral adecuados para mitigar los posibles impactos negativos en el empleo, preparando a los trabajadores para los cambios que traerá consigo la automatización. En última instancia, adelantarse en la formulación de políticas públicas brindaría a las empresas y a la sociedad en su conjunto un marco sólido para aprovechar los beneficios de la inteligencia artificial de manera equitativa y sostenible, evitando así quedarnos rezagados frente a los desafíos que enfrenta el mundo empresarial en la era digital.
Es esencial promover la colaboración entre el sector público y privado para establecer estándares éticos y transparentes en el uso de la inteligencia artificial por parte de las PYMES. La creación de mesas de trabajo multidisciplinarias, integradas por representantes del gobierno, empresarios, expertos en ética y tecnología, así como la sociedad civil, sería clave en este proceso. Estas mesas podrían elaborar directrices y mejores prácticas que orienten el desarrollo y la implementación de sistemas de inteligencia artificial, asegurando el respeto por principios como la equidad, la no discriminación y la responsabilidad. Además, se debería considerar la posibilidad de ofrecer incentivos fiscales y financiamiento específico para aquellas PYMES que adopten prácticas éticas y transparentes en el uso de la inteligencia artificial, fomentando así un comportamiento responsable en el ámbito empresarial. Al promover la diversidad y la inclusión en los equipos encargados del desarrollo y entrenamiento de algoritmos de inteligencia artificial, garantizamos una representación amplia de diversos grupos sociales, culturales y demográficos, lo que reduciría el riesgo de sesgos inadvertidos en los algoritmos y aseguraría decisiones automatizadas más equitativas y justas. Estas medidas contribuirían a impulsar un entorno empresarial más justo, inclusivo y sostenible en Chile.
En este sentido, es fundamental adoptar un enfoque proactivo que no solo considere los beneficios económicos de la innovación, sino que también priorice la protección de la equidad y la inclusión en la sociedad digital del futuro. Solo a través de un diálogo continuo y la colaboración entre todos los actores involucrados podremos garantizar que la convergencia de la inteligencia artificial y las pymes chilenas sea beneficiosa para todos los miembros de la sociedad y no deje a nadie atrás.
Equipo Prensa
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