El 22 de abril se celebra el Día Internacional de la Tierra para recordarnos la importancia de cuidar nuestro hogar, y por sobre todo, el hecho de controlar y conservar sus recursos naturales para las futuras generaciones.

Uno de los objetivos de este día es sensibilizar a la población sobre los problemas que afectan al planeta y fomentar el desarrollo sostenible que impone un equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales.

Y si nos vamos a las cifras, el nivel de circularidad que alcanzó el planeta el año 2023 fue de un 7,2%, lo que representa una caída del 14% respecto de 2022, a pesar de los esfuerzos internacionales para acelerar la transición desde el actual modelo lineal hacia uno circular. Esto quiere decir que en los últimos 6 años hemos consumido 70% más de recursos naturales que los que el planeta puede reponer.

Para países como Chile, el desafío es entender cómo resignificar su camino al desarrollo, pensando en la regeneración y restauración de los sistemas socio-naturales, apostando por la generación de valor económico, social y medioambiental, donde el modelo de economía circular debe ser su piedra angular.

«Tenemos una ventana de oportunidad única para ser referentes en la transformación hacia la circularidad, porque lo que se juega es nuestro futuro como especie. Para avanzar debemos asumir que, a pesar de nuestras legítimas diferencias a nivel interno, tenemos que lograr un acuerdo nacional para implementar los cambios necesarios que permitan transformar la economía del país hacia una que genere triple valor” asegura Andree Henriquez, Director Ejecutivo de CircularTec.

Según el profesional, tenemos sectores económicos que jugarán un papel clave en la transición hacia las energías limpias en el planeta, pero deberán hacerlo neteando a cero sus gases de efecto invernadero, apuntando hacia el cero residuos para contribuir a la generación de valor social y ambiental en las regiones en las cuales desarrollan sus actividades.

«Así, en este día del planeta, el llamado es a comprender que este no es un desafío de las generaciones futuras, sino de las actuales. Somos nosotros los que sentiremos las consecuencias de nuestra falta de compromiso y acciones concretas. Por lo tanto, debemos pasar del discurso a la acción: no basta con que nuestro planeta sea redondo, debe ser imperiosamente circular”

Las regiones tendrán un papel clave.

Por otro lado, uno de los principales desafíos para los próximos 10 años, tiene que ver con impulsar el crecimiento verde de las regiones, lo que significa articular los diferentes actores locales en torno al modelo de Economía Circular.

“A nivel de los territorios es clave el trabajo con las pequeñas y medianas empresas para apoyarlas en la transición. Asimismo, avanzar hacia un Estado verde que implemente en sus más de 800 reparticiones criterios de circularidad en sus compras será fundamental para mover a la economía y, por supuesto, el trabajo con las comunidades, porque sin cambio de mentalidad no habrá circularidad” finaliza el experto.

Esto considerando a todos los niveles empresariales, el sector público, la academia y la comunidad; en resumen, es mover a toda una región a crecer en torno a la economía sustentable que entregue valor económico, social y medioambiental. En el fondo, se debe apoyar los ecosistemas de ciencia, tecnología, innovación y emprendimiento regionales, para que incorporen como eje fundamental el concepto de EC (Economía Circular),

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