Por Francisca Bahamondes, Subgerente Comercial de Buffalo Waffles
El último Reporte de Indicadores de Género en las Empresas en Chile, elaborado por el Ministerio de Hacienda, el Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, y la Fundación ChileMujeres, revela una realidad preocupante: las mujeres representan solo el 39,6% de la fuerza laboral en el país, cifra que se reduce drásticamente en los niveles de liderazgo, con apenas un 25,6% en gerencias de primera línea y un 22,1% en los directorios.
Frente a este panorama, el emprendimiento emerge como una alternativa poderosa para que más mujeres accedan al mercado laboral con autonomía y flexibilidad. Entre las diversas formas de emprender, el modelo de franquicias destaca como una opción clave para impulsar el liderazgo femenino en los negocios.
Las franquicias ofrecen un camino estructurado y de menor riesgo que iniciar un negocio desde cero, lo que resulta especialmente atractivo para aquellas mujeres que buscan independencia financiera sin renunciar a la estabilidad. De acuerdo con la Asociación Internacional de Franquicias (IFA, por sus siglas en inglés), aproximadamente el 35% de las franquicias a nivel global son propiedad de mujeres, y la tendencia sigue en aumento. En Buffalo Waffles, esta tendencia se refleja de manera significativa, ya que el 41% de nuestros 42 franquiciados son mujeres. Esto demuestra que nuestra cadena abre oportunidades reales para que más mujeres puedan emprender con éxito.
Además, las franquicias facilitan el acceso de las mujeres a sectores históricamente dominados por hombres, como el comercio minorista, la tecnología y la industria de servicios. También fomentan la creación de redes de apoyo y mentoría, fundamentales para el crecimiento profesional y empresarial. Un ejemplo claro es el auge de franquicias en sectores como la educación, la salud y la gastronomía, donde muchas mujeres han encontrado espacios para innovar y liderar con éxito.
Fomentar la participación femenina en el sector de franquicias no solo beneficia a las emprendedoras individuales, sino que también genera un impacto positivo en la economía. Diversos estudios han demostrado que las empresas lideradas por mujeres tienden a generar un mayor retorno social, promoviendo la equidad y el desarrollo de sus comunidades. Además, las franquicias representan una opción de menor riesgo en comparación con los emprendimientos independientes. De hecho, entre el 78% y el 80% de las franquicias en nuestra región superan los dos años de operación, mientras que solo el 20% de los negocios independientes logran sobrevivir ese mismo periodo de tiempo.
En un mundo donde la equidad de género sigue siendo un desafío pendiente, las franquicias pueden convertirse en una herramienta transformadora. Si se fortalecen los mecanismos de apoyo y se eliminan las barreras estructurales, más mujeres podrán emprender con éxito y consolidarse como líderes en el mundo empresarial. Porque cuando una mujer avanza en los negocios, no solo crece su empresa, sino que también se abren nuevas oportunidades para todas aquellas que sueñan con seguir el mismo camino.