Junto con ser uno de los principales empleadores del país, esta industria enfrenta desafíos para no caer en actividades fraudulentas que podrían causarle pérdidas de miles de millones de pesos.

Abarcando el 15% del total de empleo nacional -solo superada por el comercio-, según datos de INE, la construcción es el segundo mayor empleador del país. Es por ello que suele ser visto como un barómetro del crecimiento y desarrollo de la nación. Su relevancia es tal que representa el 7% del PIB en términos de facturación, siendo la quinta industria más importante a nivel nacional.

Sin embargo, estos números contrastan con los niveles de precariedad e informalidad con los que se desenvuelve. Plantillas manuales, sistemas de pagos poco automatizados, son parte de la realidad que la hace ser víctima fácil de hackers y fraudes en las transacciones de importantes sumas de dinero.

“Es aconsejable que esta industria de un salto importante para crecer y dejar atrás la informalidad en la que, muchas veces, trabaja”, afirma Patricio Cortés, fundador de Merlyn, plataforma chilena que detecta y previene fraudes en las transacciones de facturas entre las corporaciones.

Dada su experiencia evitando este tipo de estafas, el experto en ciberseguridad da algunas pautas que debería seguir este sector para modernizarse y evitar ser víctima de estos problemas. “Lo primero es dejar de operar con tantos procesos manuales y poco sofisticados. Es una industria que no está a la vanguardia en términos tecnológicos, lo que no se condice con la cantidad de recursos que mueve. Por eso es fundamental que invierta en herramientas más sofisticadas y acercarse a los niveles de protección que tienen otras industrias”, asegura Patricio Cortés.

Además, entrega otro dato importante para tener en cuenta: invertir en ciberseguridad es ahora un imperativo para las empresas. Esto porque la nueva Ley de Delitos Económicos exige que las corporaciones tomen las medidas necesarias para prevenir estas estafas, de lo contrario sus directores pueden ser acusados, incluso, penalmente. “Dentro del mundo de la construcción, en el que muchos procesos no están digitalizados o no hay una fiscalización exhaustiva, hay un espacio que muchos hackers ya están utilizando. Cubrir esos agujeros tecnológicos utilizando las herramientas que hoy existen, como Merlyn, puede marcar la diferencia entre ser o no acusado por dolo o negligencia”, concluye el experto.

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