Se han posicionado como una opción cada vez más atractiva para un consumo de bienes y servicios más respetuoso y responsable con el medio ambiente.

Al 2040 se estima que los volúmenes de plástico que fluirán hacia el mar casi se triplicarán, con una cantidad anual de entre 23 y 37 millones de toneladas. Son cifras que preocupan y que demuestran las dramáticas consecuencias que genera el uso del plástico en el medioambiente; un escenario que ha llevado a que los fabricantes opten por los bioplásticos como una alternativa de consumo más sustentable.

Se trata de plásticos de origen biológico (bio-basados) y/o biodegradables, es decir, pueden tener ambas características o solo una de ellas, y se han posicionado como una opción cada vez más atractiva. Así lo reveló el estudio más reciente de la Asociación de la Industria del Plástico llamado “Mirar: Bioplásticos, una serie sobre economía – demografía – consumidor y tendencias tecnológicas en mercados finales de plásticos específicos”, el cual proyectó que esta industria crecerá a 6,3 millones de toneladas al 2027.

Según el informe, los beneficios que ofrecen los bioplásticos en su proceso inicial, fabricación, uso, y la gestión final de su vida útil, son llamativos para una variedad de marcas y aplicaciones. De hecho, los fabricantes de automóviles fueron los primeros en adoptar bioplásticos cuando Henry Ford en 1941 mostró su “Soybean Car” que utiliza 14 paneles de plástico hechos de biomateriales, incluyendo fibras de soja. Igualmente, la importante marca de calzado deportivo Saucony está trabajando para alcanzar la meta del 90% en el uso de materiales orgánicos, reciclados o renovables en su línea de productos.
Otro punto que destaca el estudio es que, si bien el tamaño del sector de los bioplásticos sigue siendo pequeño en comparación con los plásticos tradicionales, representando el 0,5% de los más de 489 millones de toneladas de este material producidos en 2023, la capacidad de crecimiento se estima auspiciosa, con ingresos por fabricación que se prevé que aumenten a un ritmo compuesto del 1,9%, es decir, a 1.200 millones de dólares en cinco años hasta 2028.

“Claramente, las perspectivas de desarrollo de los bioplásticos se han visto apalancadas por los objetivos de sostenibilidad ambiental, y donde se espera que la competencia en el sector se incremente a medida que más empresas entren en el mercado y se desarrollen nuevas aplicaciones para los materiales”, precisa el reporte.

Una de las compañías precursoras de esta tendencia en Chile es I Am Not Plastic, que ofrece productos que mantienen la comodidad y versatilidad del plástico, pero evitan sus consecuencias negativas ya que están elaborados a partir de materias primas 100% biodegradables y compostables.

Sus novedosas alternativas de film adherente, bolsas de basura y multiuso con cierre hermético, bombillas, bolsas de vacío y bolsas para desechos de mascotas, entre otros, se biodegradan en 180 días al ser sometidos a un proceso de compostaje. “La crisis generada por el excesivo consumo de plástico es muy grande y por ello exige soluciones desde distintas aristas, siendo una de ellas la búsqueda de nuevas materialidades que den vida a productos igualmente cómodos y versátiles sin seguir dañando el planeta”, destaca Rodrigo Sandoval, CEO de I Am Not Plastic, agregando que “es clave construir un mundo sin plásticos de un solo uso, donde la educación ambiental y el incentivo a la producción y uso de bioplásticos deben ser prioridad. Poner al mundo en la senda de la sostenibilidad y así acelerar el desarrollo ambiental consciente es una ambición oportuna y absolutamente necesaria”.

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