Por Agustín Bellido, gerente general de IBM Chile

 

Sin duda, los últimos dos años han sido un punto de inflexión para la transformación digital. En Chile, como en todo el mundo, las organizaciones están acelerando sus viajes de transformación digital: adoptan nuevos modelos comerciales, mueven cargas de trabajo a la nube y digitalizan sus operaciones.

Y en tal sentido, hoy más que nunca, necesitamos innovación para satisfacer las demandas de muchos de los principales desafíos de nuestro tiempo: desde modelos para crear un crecimiento sostenible, abordar futuras pandemias y el cambio climático, hasta optimizar el uso de la energía y garantizar la seguridad alimentaria. Necesitamos descubrimientos más rápidos, colaboración abierta, resolución eficiente de problemas y la capacidad de impulsar la ciencia y los negocios hacia nuevas fronteras.

Este futuro estará impulsado por una combinación de computación de alto rendimiento, IA y computación cuántica, todo integrado a través de la nube híbrida. La confluencia de estas tecnologías representa un cambio radical en la informática, y los resultados superarán cualquier cosa que hayamos visto antes. Juntos, estos avances pueden alterar exponencialmente la velocidad y la escala a la que podemos descubrir soluciones a problemas complejos. Llamamos a esto descubrimiento acelerado.

En la misma línea, no me cabe duda de que, nube híbrida, IA, computación cuántica, systems, semiconductores y la seguridad tendrán el mayor impacto en nuestros clientes, industrias y el mundo, así como son las que tienen más potencial para la colaboración entre ecosistemas.

Pero esto no sucederá en el vacío. La innovación 2.0, la que marca, la que es sólida y que, por cierto, es un valor de IBM, se basa en un ecosistema colaborativo, con un enfoque abierto y con un compromiso con la inversión en tecnología.

Así, desde IBM creemos que la innovación es el corazón de los negocios y debe marcar el camino de una compañía, sobre todo, en la manera de trabajar y colaborar con otros, ya que necesitamos descubrimientos más rápidos, resolución eficiente de problemas y la capacidad de impulsar la ciencia y los negocios hacia nuevas fronteras. Y para avanzar debemos hacerlo juntos, cambiando el paradigma existente. Eso implica la colaboración con los socios del ecosistema, incluyendo la competencia, a medida que las industrias continúan transformándose.  Adicionalmente, apostar por las plataformas de código abierto también es una prioridad.

Pero esto no se detiene y debemos avanzar en computación cuántica para resolver problemas antes inabordables. En IBM lo tenemos claro y recientemente, presentamos la expansión de la hoja de ruta de IBM para lograr computación cuántica práctica, con un sistema de más de 4.000 qubits hasta 2025; y el procesador ‘Eagle’ de 127 qubits. La colaboración ha resultado clave y ya tenemos más de 285 mil usuarios en nuestra red cuántica. Los más de 180 miembros de la IBM Quantum Network, incluyendo universidades, bancos, compañías automotrices, telecomunicaciones, entre otros, operan más de 500 mil millones de circuitos cuánticos.

La transformación y la disrupción son procesos continuos. Las empresas deben arriesgarse, aprender de sus faltas y encontrar las combinaciones de tecnologías, estrategias y personas que puedan ayudarles a avanzar. Las inversiones de hoy pueden significar oportunidades para enfrentar el futuro y, sin duda, estar mejor posicionados para aprovechar todos los cambios positivos que trae la transformación digital, donde en el centro siempre debe estar el beneficio de la humanidad. Ese es nuestro norte y el gran desafío por el que trabajamos día a día.

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