Las empresas de todo el mundo contrajeron 456.000[1] millones de dólares de nueva deuda neta en 2022/23, lo que supuso un aumento del 6,2% en moneda constante hasta alcanzar la cifra récord de 7,80 billones de dólares, según el último Índice Janus Henderson de Deuda Corporativa[2]. Esta cifra superó el máximo de 2020, teniendo en cuenta los movimientos de los tipos de cambio.
No obstante, una quinta parte del aumento de la deuda neta reflejó simplemente que empresas como Alphabet y Meta gastaron parte de sus enormes montañas de efectivo. La deuda total, que excluye los saldos en efectivo, avanzó globalmente sólo un 3,0% en moneda constante, aproximadamente la mitad del ritmo medio de la última década. La subida de los tipos de interés ha empezado a frenar el apetito de endeudamiento, pero aún no ha tenido un impacto significativo en los costes por intereses a los que se enfrentan la mayoría de las grandes empresas.
Verizon, la compañía estadounidense de telecomunicaciones, se convirtió en la empresa no financiera más endeudada del mundo en 2022/23 por primera vez. Alphabet, propietaria de Google, siguió siendo la empresa más rica en efectivo.[3]
Sube la deuda corporativa de Latinoamérica y los mercados emergentes
Las empresas latinoamericanas y de los mercados emergentes han registrado mayores niveles de deuda corporativa en 2023/22. Brasil fue una excepción notable, ya que las empresas de ese país redujeron su nivel de deuda neta en un 6,6% colectivo en moneda constante.
En México, el aumento del 8,6% en moneda constante de la deuda neta de las empresas mexicanas fue impulsado principalmente por la cervecera FEMSA, que se endeudó para realizar una serie de adquisiciones y financiar inversiones de capital, pero todas las empresas menos una, aumentaron su endeudamiento en el año.
La tendencia en los mercados emergentes vio un aumento neto de la deuda en un 19,5% (con India aumentando 3,5%, China 35% y Sudáfrica 51% – Rusia ha sido excluida de la investigación de Janus Henderson).
Los balances se mantienen sólidos gracias a unos beneficios récord
Los beneficios mundiales sin deducir impuestos (excluidos los financieros) aumentaron un 13,6%[4] hasta alcanzar la cifra récord de 3,62 billones de dólares en 2022/23, aunque la mejora estuvo muy concentrada. El 90% del aumento de 433.000 millones de dólares en divisa constante correspondió a los productores mundiales de petróleo. Varios sectores, como las telecomunicaciones, los medios de comunicación y la minería, registraron menores beneficios interanuales. En conjunto, los mayores beneficios mundiales impulsaron los fondos propios, y esto significó que el nivel mundial de deuda/capital, una medida importante de la sostenibilidad de la deuda se mantuviera estable en el 49% interanual, a pesar del aumento del endeudamiento.
La subida de los tipos de interés afecta lentamente a las empresas
Muchas grandes empresas financian sus deudas con bonos que tienen tipos de interés fijos (conocidos como cupones), y esto está retrasando el impacto de la subida de los tipos de interés: solo una octava parte de los bonos se refinancian cada año. La cantidad gastada en intereses sólo aumentó un 5,3% en moneda constante en 2022/23, una cifra significativamente inferior al aumento de los tipos de interés globales, y los intereses consumieron un mínimo récord del 9,2% de los beneficios. Hay una variación regional significativa. Las empresas de EE.UU. dependen más de la financiación mediante bonos y no experimentaron ningún aumento de los costes por intereses, pero las de Europa, donde son comunes los préstamos a tipo variable acordados por los bancos, los costes por intereses aumentaron en una sexta parte.
Vuelven los ingresos: los bonos corporativos ofrecen interesantes oportunidades a los inversores
El rendimiento medio, o típico, de los bonos con grado de inversión era del 4,9% en mayo, frente al 4,1% de hace un año y el 1,7% de 2021. Esto ofrece a los inversores en renta fija la oportunidad de obtener mayores ingresos y aumenta las perspectivas de ganancias de capital a medida que el ciclo de tipos de interés pasa de subidas a recortes en 2024.
Perspectivas
La economía mundial se desacelera a medida que la subida de los tipos de interés ejerce presión sobre la demanda y los beneficios empresariales. El aumento de los costes de los préstamos y la ralentización de la actividad económica significan que las empresas intentarán amortizar parte de sus deudas, aunque habrá variaciones significativas entre los distintos sectores y entre las empresas más fuertes y las más débiles. Es probable que la deuda neta descienda menos que la deuda total, ya que las empresas con abundante liquidez siguen reduciendo sus reservas de efectivo. En conjunto, Janus Henderson prevé que la deuda neta disminuya un 1,9% este año, hasta los 7,65 billones de dólares.
James Briggs y Michael Keough, gestores de carteras de renta fija de Janus Henderson, explicaron:
«Puede que los niveles de deuda en América Latina -y en todo el mundo- hayan aumentado, pero están muy bien soportados, y la economía mundial se ha mantenido notablemente resistente. Esta resistencia y los niveles extraordinariamente altos de rentabilidad de que han disfrutado las empresas en los dos últimos años reflejan las enormes sumas de gasto público deficitario y el estímulo de liquidez de los bancos centrales durante la pandemia. El aumento de los tipos de interés necesario para sofocar la inflación resultante está teniendo éxito en la mayor parte del mundo, pero no está nada claro cuándo y en qué medida la economía sufrirá las consecuencias más dolorosas: mayor desempleo y menores beneficios.
Para las empresas, el aumento de los costes de los intereses incrementará gradualmente la presión en un futuro previsible, afectando a algunas más que a otras en función de su solvencia y de la estructura de sus préstamos. Todo esto significa tiempos emocionantes para los inversores en bonos corporativos. Lo más obvio es que los tipos de interés más altos significan que los «ingresos» vuelven a ser un tema importante. Por primera vez en años, los inversores pueden asegurarse niveles significativos de ingresos. No sólo eso, sino que cuando los tipos de interés del mercado caen para reflejar una inflación más baja y una economía en desaceleración, los precios de los bonos suben, generando también plusvalías. Es probable que los bancos centrales empiecen a bajar los tipos en 2024.
Una desaceleración o incluso una contracción de la economía afectará a la solvencia de algunos prestatarios más que a la de otros, pero el alcance de este impacto y los desfases temporales son muy inciertos en la actualidad. En esta fase del ciclo crediticio, la selección de sectores y valores es muy importante. En estas condiciones, preferimos centrarnos en empresas de alta calidad con balances sólidos, un flujo de caja constante y fundamentos sólidos».
[1] Ajustado a tipos de cambio constantes.
[2] Ajustado a tipos de cambio constantes.
[3] Ver el reporte para más detalles.
[4] Ajustado a tipos de cambio constantes.
Equipo Prensa
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