• Dos actores que participan en la ejecución y cumplimiento de la normativa para Envases y Embalajes sostienen que la educación ambiental es una herramienta indispensable para garantizar las metas y promover prácticas más sostenibles.

 

En octubre de 2023 comenzó a regir la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (Ley REP) para Envases y Embalajes, una de las fases más relevantes de esta normativa debido al gran volumen de residuos que abarca y porque involucra a toda ciudadanía y prácticamente todos los sectores industriales del país.

A propósito del Día Mundial de la Educación Ambiental, que se celebra este 26 de enero, dos actores que participan en la ejecución y cumplimiento de la normativa evalúan el nivel de sensibilización que existe en nuestra sociedad y los esfuerzos de educación ambiental que se han realizado en los últimos meses.

“El enfoque de la educación ambiental es correcto y claro en las campañas que se han en ejecutado de parte de los Sistemas de Gestión, que son los encargados de esta tarea según la Ley, pero creemos que son insuficientes en cuanto a cobertura o permanencia en el tiempo”, señala Andrés Jensen Velasco, gerente de Desarrollo en la empresa de soluciones ambientales Ambipar Environment.

 

A juicio de Pedro Álamos, Gerente General del Sistema de Gestión ProREP, la educación ambiental es una herramienta indispensable para garantizar el cumplimiento de la normativa y promover prácticas más sostenibles.

 

Esta apreciación es compartida por el ejecutivo de Ambipar Environment, quien precisa que los esfuerzos de educación deben estar enfocados principalmente en aquellos eslabones que están en el inicio de la cadena del reciclaje, es decir, en la ciudadanía.

 

“En 2025 se requiere mayor énfasis en que este conocimiento llegue al interior de nuestros hogares, para realizar una correcta segregación, y para que el resto de la cadena funcione de forma armónica y sinérgica. Si esto no ocurre, implicará menor eficiencia y mayores costos para los demás actores que participan en la gestión de residuos, poniendo en riesgo la dimensión económica de toda esta cadena”, sostiene Jensen.

 

Como el único Sistema de Gestión exclusivo de Envases y Embalajes del sector no domiciliario del país, ProREP pone el énfasis en las empresas. “Fomentar una cultura de responsabilidad ambiental dentro de las organizaciones logra una comprensión de la normativa cada vez más profunda, lo que a su vez genera un compromiso genuino con la gestión adecuada de los residuos. Además, permite identificar oportunidades para optimizar los procesos y reducir la cantidad de residuos generados y no valorizados”, comenta Pedro Álamos.

 

De acuerdo con el ejecutivo, la educación ambiental es necesaria porque la implementación de la Ley REP conlleva un cambio cultural y corporativo significativo. “El cumplimiento con estas obligaciones legales implica adaptaciones en la gestión interna y en la trazabilidad de los procesos”. Por otra parte, añade que también debe tener un foco transversal dentro de las organizaciones, ya que los desafíos son distintos para gerencias, ejecutivos de operaciones o medio ambiente y funcionarios y operadores que manejan los materiales a diarios.

 

Para avanzar en este desafío, Pedro Álamos llama a la participación y la colaboración de diversas instituciones, “cada una desde su ámbito de acción, para impulsar el avance de esta normativa este 2025”.

 

Jensen coincide con que debiera existir un esfuerzo mancomunado y apoyado por la autoridad ambiental ya que “es la que promulga y administra la aplicación de la ley y, por lo tanto, debiera tener un rol mucho más permanente y protagónico en términos de educación y de creación de cultura, así como como lo hace en otros temas, como cambio climático o biodiversidad”.

 

El ejecutivo Ambipar Environment proyecta que con el tiempo Chile consolidará una cultura en torno a una gestión adecuada de residuos, como la que ha construido Europa en casi 30 años y que llevan a estos países a demostrar hoy cifras envidiables en sus tasas de valorización, gracias a la educación ambiental y a la efectiva fiscalización para el cumplimiento de la ley. “Los europeos tienen esta conciencia internalizada gracias a procesos de educación ambiental sistemáticos desde la niñez y que se han traspasado de una generación a otra, sumado también a algunos tipos de sanciones, ya sea a través de una tarifa diferenciada para los hogares, como se aplica por ejemplo en Alemania, o directamente otros tipos de sanciones aplicadas a través de ordenanzas municipales”, concluye.

 

 

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