• 9 de cada 10 grandes empresas reconocen que han sufrido algún intento de fraude y las principales víctimas son las corporaciones que reciben miles de documentos al mes.

La inteligencia artificial ha significado progreso y nuevas oportunidades antes inimaginables para muchas empresas. Pero, de la mano con los avances tecnológicos, también los delincuentes virtuales o “hackers” han evolucionado, generando amenazas que ya están latentes en muchos de los grandes negocios. 

“Se han transformado en los nuevos mecheros”, comenta Patricio Cortés, fundador y CEO de Merlyn, plataforma chilena que detecta y evita en tiempo real el fraude a través de facturas falsas. El experto hace referencia a ladrones de productos de bajo monto en las tiendas comerciales y que al año roban alrededor de 250 millones de dólares en estos elementos. 

¿Cómo se produce este nuevo “robo hormiga? El nuevo fenómeno que se está apreciando es mucho más sofisticado en su ejecución, pero opera bajo una lógica simple. Sus víctimas son las grandes empresas, las que reciben cientos de miles de facturas en un solo mes. Ante ello, los hackers aprovechan la oportunidad y les envían facturas ideológicamente falsas, las que son muy difíciles de detectar en medio de la avalancha de facturas que deben procesar estas corporaciones. “Con esa cantidad de instrumentos recibidos, la revisión de la validez de la factura requiere sistemas informáticos complejos que sólo se puede lograr con inteligencia artificial, ya que hoy en día es la única herramienta tecnológica que detecta patrones de fraude”, explica Cortés. 

El experto en finanzas y ciberseguridad agrega un dato importante a considerar: “Cualquier cadena grande de supermercados recibe entre 200 a 300 mil facturas por mes. Algo similar pasa con las empresas de construcción”. De ahí que sean las más vulnerables a caer en esta trampa, ya que revisar tantos documentos a mano se hace complejo y por ende las transforma en objetivos muy atractivos para los hackers.

Actualmente, 9 de cada 10 grandes empresas en el país reconocen haber sido víctimas de un fraude o de un intento de robo por esta vía. Y la cifra puede ir en aumento, considerando que el mercado de las facturas mueve alrededor de mil millones de dólares al año y no todas las grandes corporaciones han tomado las medidas necesarias.

“La única forma de tener un cortafuegos seguro es invertir en seguridad informática a través de plataformas modernas que adviertan de la llegada de facturas fraudulentas”, concluye el fundador de Merlyn. Además advierte que de esta forma se está cumpliendo con lo exigido por la nueva Ley de Delitos Económicos, que obliga a las corporaciones a tener todos los cuidados existentes para evitar ser víctima de estafas.

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