Sabemos que los beneficios de la electromovilidad son múltiples: impacto ambiental positivo, reducción de emisiones e incluso disminución de la contaminación acústica, entre otros. Sin embargo, también es importante ahondar en otros espacios que abre esta tecnología, como son las nuevas oportunidades laborales que generará el cambio en la movilidad.

De acuerdo con un balance realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las industrias que transitaron hacia energías renovables generaron sobre 12 millones de empleos en 2020 a nivel global. Se proyecta que para 2030, los trabajos generados por este tipo de fuente energéticas sumen 139 millones, de los cuales, al menos, 74 millones de puestos de trabajo se crearían únicamente gracias a tecnologías en eficiencia energética, vehículos eléctricos, sistemas de energía, flexibilidad e hidrógeno.

Si bien en Chile estamos transitando a pasos agigantados a la electromovilidad, si nos comparamos con otros países de la región, es conveniente que este desarrollo se refleje más allá del transporte público o de los vehículos particulares. También es necesario invitar a los sectores productivos que cuentan con grandes flotas, a estudiar pronto el cambio de su matriz energética, ya que ayudarán a apuntar con mayor velocidad a los nuevos trabajos del mañana.

Y esto se da en particular porque la electromovilidad, en todas sus variantes, tal como otros adelantos tecnológicos, conllevan nuevas oportunidades laborales.

Lo anterior es lo que ocurre con la telemetría de los vehículos eléctricos que, además de ser más necesaria, por ejemplo, por la gestión de carga de la baterías, genera mejores condiciones para su durabilidad y colateralmente para su supervisión. Hoy es posible monitorear una flota completa estando detrás de un computador. Incluso, desde un celular se puede conocer la duración de una batería de un auto o sus tiempos de carga, y hasta corregir ciertos parámetros sin detener ese vehículo en un taller.

Por otra parte, la mantención de los vehículos eléctricos involucra el desarrollo de tecnologías cada vez más adelantadas, que permiten tener un mejor diagnóstico, para su posterior reparación. Estas innovaciones generan espacios para el desarrollo de futuras carreras, técnicas y universitarias, elevando también las condiciones laborales de los nuevos especialistas.

La electromovilidad abrirá oportunidades con mejores condiciones laborales para todas las industrias. Por eso, es clave que el sector gubernamental, educación y actores privados, trabajen en conjunto medidas concretas para acelerar este proceso. En el caso de Chile, se estima que al 2030 sobre medio millón de personas deberán capacitarse en estas nuevas tecnologías relacionadas a todas las formas de electromovilidad y su ecosistema.

La invitación a todos los involucrados es a impulsar acciones que vayan en apoyo de este desarrollo, desde ajustar mallas curriculares en materia de formación técnica y profesional, estimular una formación técnica sin barreras de género, hasta motivar a todos los sectores a visibilizar las nuevas necesidades de empleo que están generando y que se abrirán en un futuro próximo.

 

Victor Ide

Gerente General Emasa

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