Por: Narciso Basic, Business Information Security Officer de Equifax.
La revolución de las Finanzas Abiertas ha llegado para transformar la forma en que interactuamos con y entre los servicios financieros, promoviendo el intercambio de información entre instituciones y consumidores, y fomentando una mayor inclusión y competencia en el mercado. Sin embargo, este nuevo ecosistema no está exento de desafíos, especialmente en términos de ciberseguridad.
Es por esto que, en un entorno donde los datos financieros fluyen entre múltiples actores, es esencial establecer pilares sólidos que garanticen la seguridad de la información. Los podemos englobar en tres grandes conceptos: gestión de la información, colaboración y transparencia.
El primer pilar es la gestión efectiva de la información. ¿Cómo podemos hacer esto con tanta de ella dando vueltas? Asumiendo la responsabilidad de resguardar los datos sensibles de los consumidores, lo que no solo es implementar sistemas de protección robustos, como encriptación y almacenamiento seguro, sino también desarrollar políticas claras sobre la gestión y el uso de esta información, y estar constantemente capacitando a nuestros colaboradores en este tema.
En este punto también es clave educar a los usuarios sobre cómo se manejarán sus datos. Porque, muchas veces, los consumidores no comprenden completamente los términos y condiciones que implica el uso de su información personal, lo que los convierte en potenciales víctimas de fraudes. Una responsabilidad de la que debemos hacernos cargo los actores de la industria, ofreciendo recursos educativos que expliquen de manera sencilla los riesgos asociados y cómo pueden proteger su información personal, convirtiendo así a los usuarios en protagonistas activos en la protección de sus datos.
En segundo lugar, está la colaboración entre los distintos actores del ecosistema financiero. Dado que la interconexión de sistemas entre bancos, fintechs y otros proveedores de servicios aumenta la superficie de ataque para los ciberdelincuentes, es fundamental que estas organizaciones trabajen juntas para identificar y neutralizar amenazas, porque solo así estarán mejor preparadas y responderán de manera más efectiva a incidentes de seguridad.
Además, establecer estándares comunes de ciberseguridad puede garantizar un nivel mínimo de protección en todo el sector, y facilitará una respuesta coordinada ante incidentes que puedan afectar a múltiples instituciones.
Finalmente, aunque no menos importante, el tercer pilar es la construcción de confianza con los consumidores. Y aquí está la esencia: si queremos que el modelo de Finanzas Abiertas funcione, tenemos que hacer que las personas se sientan seguras al momento de compartir sus datos financieros. Lo que nos lleva nuevamente a la transparencia sobre cómo manejamos la información y las medidas que se toman para protegerla.
Después de todo: ¿podemos asegurar que no se va a producir un ataque? Sin duda, no. Lo que sí estamos en condiciones de garantizar es que estamos en constante estado de alerta, identificando y adelantándose a posibles amenazas para proteger sus datos y respetar sus derechos, para contribuir a un ecosistema financiero que no solo sea innovador y eficiente, sino también seguro y confiable.
Equipo Prensa
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