Por Paola de la Torre Christie
Periodista y Coach Certificada
En el Mes de la Mujer, quiero compartir una reflexión dirigida a nosotras, las mujeres de 40+, quienes navegamos una etapa única de nuestra vida con retos, aprendizajes y, sobre todo, una valiosa sabiduría acumulada.
En una sociedad que tantas veces nos ha hecho sentir la presión de ser «la mujer maravilla», es momento de detenernos y preguntarnos: ¿por qué hemos aceptado cargar ese peso? Nos enseñaron que debíamos ser impecables: las mejores madres, compañeras, profesionales y amigas. Sin embargo, no se nos enseñó a ser generosas con nosotras mismas. No se nos habló del poder de decir «no» sin culpa, ni de poner nuestras propias prioridades en el centro.
Cumplir con todo y todos, muchas veces a expensas de nuestra felicidad, no solo drena nuestra energía sino que también nos aparta de lo que realmente importa. Descuidarnos para sostener un ideal irreal termina por afectar no solo nuestra plenitud, sino también a quienes más amamos. Porque cuando priorizamos nuestra felicidad, nuestra paz, creamos un ambiente más armonioso en casa, e inspiramos a quienes nos rodean con el ejemplo de una vida vivida desde el amor propio.
Es un acto de valentía cambiar el paradigma. Para muchas de nosotras, esto implica soltar la culpa, derribar la expectativa de perfección, y darnos el permiso de ser humanas. Esto no significa que dejemos de lado nuestras responsabilidades o sueños, sino que aprendamos a elegirnos a nosotras primero. Porque solo siendo auténticas podemos convertirnos en referentes para nuestros hijos e hijas, enseñándoles que el equilibrio y la felicidad no son concesiones, sino derechos.
Por eso, hoy quiero invitar a cada mujer que lee estas palabras a reflexionar: ¿Estás viviendo desde la autenticidad? ¿Estás colocando tus necesidades en la misma lista de prioridades que las de los demás? ¿Eres feliz con tu vida? ¿Cuál es tu lista de pendientes? ¿Tienes solo sueños o también metas? El Día de la Mujer es una oportunidad de darnos unos minutos para reafirmar nuestra humanidad y recordarnos que, lejos de ser superhéroes, somos mujeres con el poder de redefinir nuestras propias reglas y armar la vida que queremos y nos hace plenas. ¡Hagámoslo juntas!