• Instalación de productos con alta resistencia y desempeño ayuda a reducir costos en energía.

 

  • Según el último informe de la Dirección Metereológica de Chile, DMC, la última semana de febrero se vivirán temperaturas extremas -sobre 30 grados- en la Región Metropolitana, especialmente en Santiago. La contingencia pone en pauta un tema que es clave para la habitabilidad de los espacios: cómo mejorar la aislación térmica en los hogares y edificios.

 

En Chile, la aislación térmica es regulada por la ordenanza general de urbanismo construcciones, que establece la resistencia mínima que deben tener los materiales de construcción, según la zona en donde se ubiquen las viviendas.

 

“Las viviendas están expuestas a las inclemencias del tiempo, una situación que se acentúa en invierno o verano, pues el frío y el calor hacen de las suyas, afectando el confort al interior de las estructuras”, explica Luis Carrasco, jefe de área técnica de Volcán, empresa chilena que elabora y distribuye soluciones constructivas sostenibles

 

Cabe precisar que, para que un ambiente resulte agradable, la temperatura debe mantenerse entre los 18 y 20 grados, y la humedad, entre un 40 y 60 por ciento.

 

El aislamiento térmico permite regular adecuadamente la temperatura en un espacio, lo que deriva en una menor necesidad de calefacción o refrigeración. Tres son sus principales beneficios: lograr un uso más eficiente en términos de costos, asegurar la habitabilidad de los espacios y reducir el impacto ambiental y la contaminación asociada a los dispositivos de climatización.

 

Las opciones

La aislación térmica se puede lograr a través del uso eficiente de elementos que componen la envolvente de la estructura, tales como muros perimetrales, techumbre, pisos ventilados y ventanas. La lana de vidrio Aislanglass o la lana mineral Aislan, que otorgan aislamiento de techumbre, pisos ventilados y muros perimetrales, tienen un alto desempeño en este aspecto. 

 

Los materiales de mayor resistencia térmica ralentizan el proceso de pérdida de calor que se genera en un espacio interior; mientras que los materiales ligeros o sin aislantes, facilitan la fuga del calor hacia el exterior (o el ingreso del mismo en el sentido contrario). A nivel de interiores, existen soluciones como el Volcapol, una volcanita con poliestireno expandido que es ideal para revestimiento de muros de hormigón y albañilería, entre otros. 

 

“Las soluciones constructivas para la aislación térmica de Volcán destacan por la versatilidad de uso y sustentabilidad. No son corrosivos ni favorecen la combustión ante eventuales incendios. Son además resistentes al fuego, inalterables. suaves al tacto y de fácil instalación. Resisten fuertes vibraciones y entregan una sólida absorción de sonidos, por lo que también actúan como un aislante acústico”, agregan desde la compañía chilena.

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