Las OTEC están obligadas a certificarse para demostrar que tienen las competencias necesarias para realizar sus actividades, asegurando la calidad de su oferta y de sus estándares de capacitación.
Los organismos técnicos de capacitación (OTEC) son instituciones reguladas por el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE), habilitadas para realizar actividades o cursos que contribuyen al desarrollo de las capacidades de los trabajadores o al perfeccionamiento en diferentes materias. De acuerdo con lo establecido en la norma chilena NCh 2728:2015 están obligadas a certificarse, para contar con el registro de Sence que permite a las empresas poder utilizar los beneficios de franquicia tributaria asociados a la formación y capacitación de sus colaboradores.
“La Norma NCh 2728:2015 promueve la adopción de un enfoque basado en procesos para el desarrollo, implementación y mejora continua de la eficacia del sistema de gestión de la calidad, con el fin de alcanzar la satisfacción del usuario mediante el cumplimiento de requisitos legales y requisitos de sus clientes”, explica Guillem Pastor, CEO de la certificadora Certhia Ltda., entidad independiente que realiza este proceso con auditores especializados.
Según Pastor, la certificación aporta confianza al validar la capacidad de entregar servicios que cumplan con los requisitos que impone la ley. Así, se garantiza que estos organismos mantengan al día un sistema de gestión de la calidad, que esté diseñado para mejorar continuamente su eficacia, para asegurar que sus servicios de capacitación satisfacen los requerimientos de los usuarios, participantes y de las otras partes interesadas.
Gustavo Callejas, socio fundador de Mantahua, tiene absolutamente clara la importancia de este proceso. “Una certificación acredita que tienes las competencias para desarrollar una cierta actividad y las OTEC por ley debemos estar certificadas, porque tenemos que seguir protocolos, procedimientos y cumplir con la normativa vigente. Como empresa nos auditan todos los años, lo que asegura que cada acción o servicio que ejecutamos cumple a cabalidad con las exigencias legales para que las empresas hagan uso del beneficio de la franquicia tributaria”, comenta.
Y es que la certificación da garantías de que hay un buen proceder, muestra de ello es que se les exija tener como único objeto social o giro la prestación de servicios de capacitación. “Hay que tener manejo documental, manejo de registros. Al armar el manual de calidad y de procedimiento buscas una empresa que te certifique, en mi caso, trabajamos con Certhia, que hace la primera auditoría al crear la OTEC. El certificado tiene una validez de tres años, pero todos los años la certificadora debe hacer seguimiento y cada 3 años, vuelve a revisar para dar la re-certificación”, relata Gustavo Callejas.
Calidad formativa
Durante la certificación, el auditor es quien debe ver que se cumpla con todo lo que exige la normativa. Por ejemplo, “tener una oficina física, personalidad jurídica, patentes, un manual de sistema de gestión de calidad, la documentación que acredite el arriendo del espacio físico en que funciona y el registro de las actividades que se van realizando durante el año”, enumera el socio fundador de Mantahua.
Para una organización, implementar un sistema de gestión de la calidad basado en la norma NCh 2728:2015, implica diversos beneficios, entre ellos, disponer de información relevante que será apoyo para la toma de decisiones; orientar la gestión hacia la satisfacción del usuario, definir y orientar las competencias del personal, cumplir con los requisitos legales exigidos y obtener garantías de la calidad de los servicios de capacitación.
Equipo Prensa
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