Los productores, procesadores y envasadores de vegetales y hortalizas, ya sean frescas, en conserva, congeladas o secas, deben enfrentarse a un montón de retos. Entre ellos destacan garantizar la seguridad alimentaria; proteger el prestigio de su marca; cumplir con las especificaciones de producto de sus clientes; minimizar el desperdicio de alimentos; maximizar el rendimiento o asegurar la rentabilidad de su empresa. Enfrentarse a todos estos retos serían mucho más sencillo si no se mezclaran todo tipo de materiales extraños con los vegetales durante la cosecha; o si cada lote de verdura no incluyese productos que no cumpliesen los estándares de calidad; o si siempre se pudiese de detectar la presencia de todo este material no deseado en la línea de procesado.
Pero, eso no es todo. Estos retos se están intensificando debido a los cambios del mercado. Existe una creciente demanda de verdura, tanto fresca como procesada y congelada. Esta tendencia se ha intensificado desde la pandemia de la COVID-19, sometiendo a los procesadores a una mayor presión para garantizar volúmenes de producción más altos. Por otro lado, el aumento de la demanda de productos orgánicos, que se espera que crezca un 50 % en los próximos 5 años, va a hacer que los procesadores reciban vegetales cultivados sin pesticidas ni herbicidas. Esto supone que el producto de entrada vendrá cada vez más mezclado con malas hierbas, plantas tóxicas e insectos.
En este contexto, la nota positiva es que las máquinas de clasificación óptica pueden superar todos estos retos. Gracias a su desarrollo técnico permanente y las innovaciones de la empresa líder del sector, TOMRA Food, existen soluciones de clasificación de gran eficacia para cada tipo de producto: IQF, fresco, en conserva, deshidratado y seco.
Además de garantizar la seguridad alimentaria y la calidad del producto, las clasificadoras actuales también ofrecen muchas otras ventajas: logran la calidad deseada; aumentan la eficiencia de eliminación; minimizan los falsos rechazos; reducen o eliminan la necesidad de intervención manual; ayudan a solventar problemas de mano de obra (escasez, coste, eficacia, conocimientos y formación); reducen los periodos de inactividad y, gracias a la plataforma de datos basada en la nube, TOMRA Insight, ofrecen datos de gran valor sobre el producto clasificado. Mediante todas estas opciones, las clasificadoras mejoran la sostenibilidad reduciendo el desperdicio de alimentos a la vez que aumentan el rendimiento y los beneficios.
Preclasificación de material extraño y defectos fundamentales
Piense en cualquier objeto. Es muy probable que se pueda encontrar en un cargamento de hortalizas recién cosechadas. Terrones de tierra, rocas, piedras, ramas, cañas, enredaderas, malas hierbas, pequeños ratones de campo, botellas de plástico, pedazos de vidrio… todo ello y muchas cosas más se mezclan con los productos que llegan a las líneas de procesado. La magnitud de este problema varía según el tipo de cultivo y la ubicación del campo de cultivo, pero no hay forma de evitarlo.
Por ello es necesaria la preclasificación para eliminar el material extraño antes de que las hortalizas y verduras entre en la línea de clasificación. Cuanto más se pueda descartar en esta etapa preliminar, menos habrá que eliminar en etapas posteriores, por lo que sin duda mejorará el rendimiento.
TOMRA ofrece 3 clasificadoras ópticas diferentes para la preclasificación de verdura: la Sentinel II, la TOMRA 3A y la TOMRA 5A.
La TOMRA 3A se utiliza principalmente para patatas sin lavar (y cebollas sin pelar), alimentos que no vamos a tratar en este artículo, así que nos centraremos en las otras tres máquinas.
La Sentinel II combina los conjuntos de LED pulsado/ sensores con una interfaz de usuario sencilla, para eliminar una amplia gama de materiales extraños, pequeños roedores, productos dañados o decolorados y productos con tamaño inferior al deseado. Las especificaciones técnicas de la Sentinel II le permiten superar a los resultados de empresas competidoras en términos de eficiencia y capacidad de clasificación. Gracias a sus tres tamaños diferentes, ofrece diferentes capacidades y resulta perfecta para procesadores tanto estacionales como anuales.
Otra máquina usada muy frecuentemente para la preclasificación, e incluso más eficiente que la Sentinel II a la hora de eliminar material extraño, es la TOMRA 5A. Esta máquina, equipada con cinta transportadora, emplea sensores superiores e inferiores para analizar cada objeto de forma individual mediante una combinación de LED pulsados, cámaras e infrarrojos cercanos. Su espectroscopia focalizada tiene una precisión de hasta 1 mm, gracias a lo cual logra una tasa de eliminación de objetos extraños superior al 98 %. Estas eficiencias tan altas, combinadas con sus bajas tasas de error en la eliminación de objetos, suelen ser un requisito clave para proteger las cuchillas de la línea de procesado.
Clasificación de material extraño y calidad
Cuando entra el producto en la línea de procesado, si bien continúa la búsqueda de materiales extraños, hay que centrarse en mejorar al máximo la calidad de producto.
Para el procesado IQF, resulta clave eliminar en esta etapa el mayor número posible de defectos. Esto ahorrará espacio en el túnel de congelación y por tanto se reducirá los costes de electricidad vinculados al proceso. No obstante, hay otra oportunidad de clasificación que se da una vez la verdura haya pasado por el túnel de congelación.
Por el contrario, en el caso de empaquetado de hortalizas y verdura fresca, no hay segundas oportunidades: es en esta etapa cuando hay que clasificar totalmente el producto para garantizar la seguridad alimentaria y cumplir los estándares de calidad requeridos por el cliente final.
La TOMRA 5B es una máquina muy sofisticada. Con cinta transportadora, combina tecnología de cámaras de visión global de 360 grados con algoritmos de forma avanzados para el procesamiento de objetos y la tecnología láser. Capaz de clasificar por color, forma, estructura y componentes biológicos como la clorofila y la solanina, la TOMRA 5B es perfecta para la identificación focalizada de defectos concretos en flujos de grandes volúmenes de producción y suele usarse con guisantes, zanahorias, judías verdes y espinacas, además de con maíz y pimientos. Puede detectar y expulsar plantas tóxicas como el estramonio y la belladona que se cuelan entre los guisantes y las judías verdes antes de escaldar; y tiene una capacidad inigualable para eliminar el centro de la lechuga Iceberg. Esta máquina está diseñada para poder limpiarse de forma excepcionalmente rápida y eficiente gracias a un sistema abierto que reduce las zonas de difícil acceso y la acumulación de residuos.
Revisiones de calidad al final de la línea
Al procesar verduras IQF, hay que realizar una revisión final de calidad, ya sea justo después del túnel de congelación, en la línea de mezcla, o justo antes de que se envase el producto. Este momento supone una oportunidad extra para detectar y eliminar materiales no deseados no detectados durante la clasificación antes de congelar el producto. Por ejemplo, pueden quedar en el flujo de producto trozos o dados de zanahoria con defectos en el color o en la forma. O también pueden quedar restos de plantas tóxicas mezcladas con los vegetales congelados ya que estas plantas tienen una apariencia muy parecida a la del producto deseado. Otro ejemplo es que puede haber piedras pequeñas dentro de la verdura cortada, como la berenjena o el calabacín. Para realizar están revisiones suelen asignarse por lo general tres máquinas: la Ixus Bulk, la Blizzard y la Nimbus BSI+.
La Ixus Bulk escanea el producto a granel para detectar material extraño peligroso (metales, vidrio o piedras pequeñas) que puede ir suelto en el flujo de producto o viajar dentro de él. Esta máquina está diseñada en torno al detector de rayos X de mejor rendimiento para lograr una resolución de imagen inigualable, gracias a lo cual detecta hasta los defectos más pequeños con rendimientos altos.
La Blizzard, una clasificadora de caída libre con baja huella de carbono, realiza sus funciones de detección con LED pulsados y una combinación de cámaras. Ubicada de forma óptima tras los túneles IQF o en las líneas de envasado, el sistema de iluminación de esta máquina genera poco o ningún calor en el ambiente frío general y necesita muy poca calibración y muy poco mantenimiento. Las distintas ondas de LED detectan material extraño no deseado, producto deforme y producto descolorido.
La Nimbus BSI+ se utiliza en aplicaciones en las que se debe eliminar algunos tipos de materiales extraños y hojas y hierbas «intrusas» difíciles de detectar. En este caso realiza un trabajo aún mejor que la Blizzard. Para la correcta detección del producto, combina múltiples láseres de alta resolución con la tecnología de Identificación de Características Biométricas (Biometric Signature Identification, BSI, por sus siglas en inglés), exclusiva de TOMRA. Así, además de detectar el color de los objetos que escanea, esta máquina también detecta sus características biométricas y compara al instante estas características con las que tiene en su base de datos para establecer si el objeto debe aceptarse o rechazarse. Se trata de una tecnología única en el mercado que asegura una precisa clasificación, lo que se traduce en valiosa información de producto mediante TOMRA Insight.
Gracias a las distintas tareas que realizan todas estas clasificadoras, se hace frente a los principales retos operativos. Los procesadores pueden garantizar la seguridad alimentaria y la calidad de producto con total confianza.
Soporte tanto in situ como a distancia
A pesar de la sofisticación de las tecnologías de clasificación de TOMRA, que a veces puede llegar a resultar compleja de entender, todas son muy fáciles de manejar. Y, si bien TOMRA es líder mundial del sector, su éxito se asienta sobre un sólido servicio de atención al cliente a nivel local. Dentro de este servicio se incluye el asesoramiento operativo, la formación de operarios de máquina, el mantenimiento de la maquinaria y el soporte técnico de urgencia.
La aparición de la pandemia de la COVID-19, con sus restricciones de viaje y su distanciamiento social, ha subrayado el valor de la capacidad de TOMRA para complementar el soporte in situ con la asistencia remota. Buen ejemplo de ello es una tecnología lanzada recientemente: TOMRA Visual Assist. Mediante una aplicación para el móvil, los técnicos TOMRA pueden ofrecer asesoramiento detallado a clientes que se encuentran a miles de kilómetros de distancia, tal como si estuvieran justo delante de la máquina del cliente. TOMRA Visual Assist también permite que clientes y técnicos compartan documentos o comenten imágenes para explicar y aclarar instrucciones.
DEMOSTRACIONES A TRAVÉS DE INTERNET
Otra iniciativa que se ha demostrado muy útil durante esta época tan excepcional es la Online Demonstration Room de TOMRA. Esta iniciativa permite que las procesadoras pongan a prueba las máquinas de clasificación (y pelado) de TOMRA con su propio material de entrada o con materiales muy similares a los que manejan en su día a día, incluso si no pueden visitar en persona ninguno de los Centros de Prueba y Demostración de TOMRA. Las pruebas se exhiben mediante un enlace de vídeo en directo, se anima al cliente a que plantee dudas y haga peticiones y todos los resultados se cuantifican de forma precisa. A pesar de las restricciones de viaje, los clientes pueden estar seguros de las posibilidades de una máquina antes de decidirse a invertir en ella.
Todo ello, y muchos clientes satisfechos estarán de acuerdo, es típico de TOMRA: desarrollar tecnologías que permiten superar adversidades.
Acerca de TOMRA Food
TOMRA Food diseña y fabrica máquinas de clasificación basadas en sensores y proporciona soluciones integradas de postcosecha para la industria alimentaria. Desarrollamos la tecnología analítica más avanzada del mundo y la aplicamos a la clasificación y pelado.
Más de 12.800 unidades están instaladas y son empleadas en todo el mundo por productores, envasadores y procesadores de dulces, frutas secas, cereales y semillas, papas, proteínas, frutos secos y verduras.
La empresa tiene como misión mejorar el rendimiento y la eficiencia operativa de sus clientes y garantizar el suministro de alimentos seguros a través de tecnologías inteligentes y útiles. Para alcanzar tales objetivos, TOMRA Food cuenta con centros de excelencia, oficinas regionales y plantas de fabricación en EE.UU, Europa, América del Sur, Asia, África y Australasia.
TOMRA Food forma parte de TOMRA Group, fundado en 1972 en base a una idea innovadora que comenzó por el diseño, la producción y venta de máquinas de devolución de depósitos (MDD) para la recogida automatizada de envases usados de bebidas. Hoy en día, TOMRA ofrece soluciones tecnológicas que permiten alcanzar la economía circular. Gracias a sus sistemas avanzados de recolección y clasificación que optimizan la recuperación de recursos y minimizan el desperdicio en las industrias de alimentos, reciclaje y minería, TOMRA se compromete a construir un futuro más sostenible.
TOMRA dispone hoy de unas 100.000 instalaciones en más de 80 mercados a nivel mundial y sus ingresos totales en 2020 alcanzaron 9,9 mil millones de NOK. El grupo tiene unos 4,300 empleados a nivel global y cotiza en la Bolsa de Valores de Oslo (OSE: TOM). Para más información acerca de TOMRA, visite la página www.tomra.com.
Equipo Prensa
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