Bernardo Pino, Director del Grupo de Investigación del Instituto de Idiomas Universidad de Las Américas
Noam Chomsky ha sido una figura clave en el campo de la lingüística, reconocido por sus teorías revolucionarias acerca de la facultad del lenguaje y sus propiedades fundamentales. Uno de sus planteamientos centrales es que todas las lenguas humanas comparten principios básicos genéticamente determinados, conocidos como Gramática Universal, que permiten a niños y niñas aprender una lengua de forma rápida y natural. Esta idea desplazó el paradigma dominante del conductismo radical, que veía el aprendizaje del lenguaje como exclusivamente dependiente de las interacciones con el ambiente y el refuerzo positivo. Las propuestas de Chomsky han influido también en otras disciplinas, como la psicología cognitiva, la filosofía y la inteligencia artificial (IA).
Recientemente, algunos de sus críticos han apelado al éxito de los grandes modelos de lenguaje (LLMs, por su sigla en inglés) como ChatGPT, para cuestionar sus ideas. Para el neuropsicólogo Steven Piantadosi y el lingüista Daniel Everett, por ejemplo, estos modelos de IA demuestran que el lenguaje se puede aprender a través de la exposición y la interacción, contradiciendo así la afirmación de que la facultad de este se encuentra biológicamente determinada. Más aún, también afirman que dichos modelos lingüísticos derechamente refutan la idea de Chomsky sobre la Gramática Universal.
Según Chomsky, estas críticas reflejan un conocimiento limitado tanto de los LLMs como de los principios subyacentes a la adquisición del lenguaje humano. La principal razón es que los primeros operan sobre patrones estadísticos y enormes volúmenes de datos, en contraste al ser humano que adquiere, tempranamente, principios lingüísticos profundos con información sorprendentemente escasa del entorno, una proeza que estos modelos no pueden replicar. En una de sus últimas entrevistas antes de su accidente cerebrovascular en junio de 2023, Chomsky enfatizó que los grandes modelos de lenguaje son incapaces de arrojar luces sobre cómo los individuos adquieren dicha facultad, ya que pueden generar lenguajes que para las personas son imposibles de aprender.
No es necesario estar convencido con estas ideas para ser cautos respecto de las innovaciones en IA. El reconocido robotista Rodney Brook se enfoca en la “inteligencia corporalizada” (embodied intelligence) y cree, contrariando a Chomsky, que el lenguaje es solo una de las tantas habilidades que surgen de nuestras interacciones con el entorno físico. Sin embargo, también es escéptico acerca de la capacidad de la inteligencia artificial para replicar las complejidades de la cognición humana. Nos recomienda, entonces, dejar de atribuir capacidades demasiado amplias a las IA, trasparentar la necesaria intervención humana para entender mejor su funcionamiento, y reconocer sus limitaciones en ambientes reales donde abundan las situaciones excepcionales que no pueden resolver bien sin entrenamiento previo.
Las críticas dirigidas a las ideas de Chomsky sobre la adquisición del lenguaje, basadas en las capacidades de los LLM, no representan un desafío real a sus planteamientos cardinales. A pesar de los avances en este ámbito, el marco teórico de la biolingüística sigue siendo una pieza robusta e indispensable para comprender los fundamentos del lenguaje humano.
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