Por Marcelo Mora, CEO de IDOK
Han pasado aproximadamente seis años de prolongada tramitación, pero, finalmente, la reforma al sistema notarial chileno ya va por su tercer trámite legislativo. No obstante, esta importante iniciativa sigue generando más interrogantes que certezas sobre la verdadera modernización del sistema, sobre todo porque parece quedarse corta en su promesa de transformación digital.
El Código Orgánico de Tribunales, ciertamente requería una actualización, pero la reforma propuesta evidencia una mirada parcial y limitada de lo que realmente significa modernizar un sistema tan relevante para la fe pública y la seguridad jurídica.
Si bien, poner ciertos topes a la edad de los notarios e incluir al Sernac para fiscalizar su funcionamiento, son aspectos positivos, la reforma, tal como está planteada, resulta insuficiente. No aborda aspectos fundamentales como la digitalización de trámites, la implementación efectiva de la firma electrónica avanzada o la generación de protocolos que garanticen la integridad de los documentos electrónicos.
Actualmente, la transformación tecnológica ya está presente en todos los ámbitos de la sociedad. Mientras el Estado y el sector privado avanzan decididamente hacia la digitalización, el sistema notarial permanece anclado en prácticas anticuadas.
Qué mejor ejemplo para esto, que el reciente lanzamiento de la cédula de identidad digital, la cual no contempla desde el sistema notarial, un procedimiento que permita verificar esta nueva tecnología. Una descoordinación total.
En este escenario, la firma electrónica avanzada representa una oportunidad que la reforma no aprovecha en su totalidad. Esta herramienta, certificada por prestadores acreditados, puede agilizar significativamente los procesos, reducir costos y eliminar barreras de presencialidad. Sin embargo, la propuesta actual no establece con claridad los estándares para su implementación.
Un aspecto importante es la trazabilidad de los documentos electrónicos. Actualmente, algunos notarios generan nuevos documentos alejados de los originalmente emitidos, perdiéndose la cadena de verificación y autenticidad. Es vital mantener la integridad de los documentos digitales, para esto existen herramientas como el sello de tiempo y la georreferenciación.
La solución no radica únicamente en modificaciones legales que puedan tomar más tiempo, dado que los cambios se pueden generar mediante normativas y reglamentos que incorporen las mejores prácticas tecnológicas. Las empresas proveedoras de certificación digital ya cuentan con infraestructura y capacidades suficientes para apoyar esta transformación.
Como ejemplo de lo anterior, organismos como la Contraloría han demostrado hace años que es posible implementar estándares tecnológicos robustos. El decreto supremo 81, vigente desde hace más de 15 años, establece lineamientos de comunicación que siguen siendo relevantes. Otro ejemplo son iniciativas como Legora® una plataforma que apunta a masificar el uso de la firma electrónica avanzada en todos los trámites notariales, permitiendo una operabilidad del mercado segura, confiable, transparente y con trazabilidad clara.
El enfoque debe ser el establecimiento de protocolos claros y una visión estratégica que coloque la tecnología al servicio de la ciudadanía, ya que no es solo de digitalizar, sino de hacerlo con seguridad, eficiencia y transparencia.
Acerca de IDOK
IDOK es una empresa chilena dedicada a optimizar los procesos de gestión, identificación digital y firma electrónica de personas, empresas y organizaciones. Desarrollamos productos y soluciones adaptadas a los nuevos escenarios de acción en Chile y Latinoamérica.
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