Cambiar la lógica de los notarios, hasta el momento, ha sido complejo. Con un proyecto que lleva 20 meses congelado en el Senado, parece apropiado repensar la forma en que funciona el rubro. Claramente, necesitamos una reforma del sistema notarial que considere algunos puntos esenciales, como el uso de la firma electrónica, que hoy están utilizando las notarías modernas para una serie de trámites, la reducción de las funciones de los notarios y la estandarización de los cobros.
A la luz de los avances que, como sociedad, hemos debido realizar -forzados por la pandemia- muchos papeles hoy ya pueden ser firmados de manera remota como, por ejemplo, un contrato de arriendo o una declaración jurada. Sin embargo, una gran cantidad de instituciones públicas y privadas aún no ha innovado en sus procesos, solicitando documentos notariales que fácilmente podrían ser firmados con la firma electrónica.
En pleno siglo XXI, los bancos, el Servicio de Impuestos Internos y hasta las municipalidades siguen obligando a los usuarios a hacer largas filas en las notarías, en lugar de ayudarles a optimizar tiempo y recursos subiéndose al carro de la digitalización. Así también, es urgente modernizar algunas de las funciones notariales, acotando su trabajo que, muchas veces, es abrumador solo a los documentos que requieran presencialidad debido a su extrema sensibilidad.
La modernización de las notarías implica también estandarizar los cobros asociados a los trámites, los que podrían fijarse en UF y ajustarlos anualmente. En FirmaVirtual, creemos que los valores por servicios fijos debieran ser públicos y transparentes y, en este ámbito, la firma electrónica, debe ser considerada en la reforma para mitigar el riesgo de oligopolio. Promover el uso de la identidad digital es lógico en esta era, no solo por la eficiencia que ofrece, sino también por su seguridad, ya que un algoritmo matemático no puede ser fácilmente alterado, sino, al contrario, le pone freno a las estafas y los problemas legales.
Es hora de perderle el miedo a la tecnología, para comenzar a ganar tiempo, ahorrar dinero y ser más amigable con el medioambiente. La firma digital permite reducir los tiempos de negociación y cierre de contratos; elimina los costos de administración, impresión y transporte; evita el uso de papel y, además, está regulada desde 2002, año en que se aprobó la Ley Nº 19.799, más conocida como Ley de Firma Electrónica (EFE).
Equipo Prensa
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