La inteligencia artificial (IA) ha catalizado una transformación profunda en múltiples sectores, pero pocos desafíos son tan significativos como los que enfrentan actualmente los centros de datos. Estas instalaciones, que son el corazón del almacenamiento y procesamiento de datos, se encuentran en una carrera contra el tiempo para adaptarse a las demandas cada vez mayores de la IA.
Según Amilcar Beltrán, Director de Data Centers de JLL en Latinoamérica, hasta el 2024, los centros de datos no se habían visto forzados a evolucionar en función de la IA. Hoy, sin embargo, el aumento en la disponibilidad de la IA para las masas ha impulsado un crecimiento acelerado y profundo en la infraestructura de los centros de datos, llevándolos al límite de sus capacidades computacionales y energéticas.
Actualmente, la norma en las empresas que gestionan estos centros ha sido incrementar la densidad de los racks de servidores de 3 kilovatios (kW) por rack hace una década a 10 kW en promedio hoy día. Pero las necesidades de la IA y la computación de alto rendimiento están empujando estos límites hasta requerir densidades de hasta 100 kW por rack.
Uno de los principales desafíos que enfrentan los centros de datos es el manejo del calor generado por estos aumentos de potencia. La mayoría de los racks de alta densidad solo pueden operar eficazmente con tecnologías de refrigeración líquida, dado que los métodos convencionales de refrigeración por aire a menudo son insuficientes.
Beltrán señala que «la refrigeración líquida, aunque es una solución más eficiente desde el punto de vista energético, aún enfrenta grandes barreras para su implementación generalizada». Muchos centros de datos no poseen la infraestructura necesaria para este tipo de sistemas y adaptar las instalaciones existentes puede ser costoso y complejo. Además, el mantenimiento de estos sistemas introduce nuevos desafíos, ya que requiere paradas de los servidores durante los procedimientos, lo que puede ser incompatible con la necesidad de operaciones continuas.
En este contexto, los centros de datos deben considerar serias modificaciones estructurales y de diseño para adaptarse eficazmente a las cargas de trabajo intensivas de la IA, lo que incluye desde la gestión energética hasta la adaptación de sistemas de refrigeración y el refuerzo de su infraestructura física.
El panorama para los centros de datos es, por tanto, uno de evolución inevitable. Como destaca Beltrán, «el enfoque ha cambiado hacia la construcción de centros de datos más grandes y rápidos, especialmente diseñados para cumplir con las exigentes demandas de la IA». Esta evolución no solo es crucial para mantener la competitividad y efectividad de estos centros, sino también para asegurar que puedan seguir apoyando el avance tecnológico que la sociedad moderna demanda.
Equipo Prensa
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