Reducir la producción de animales para la alimentación, optimizar la utilización de agua en los sistemas productivos y remover los procesos químicos con impacto ambiental negativo, son sólo algunas de las ventajas que aportarán las empresas de biotecnología, en un futuro no tan lejano.
Gran parte de nuestros alimentos serán producidos por medio de la fermentación de precisión, una tecnología ancestral utilizada en la elaboración del vino, quesos e insulina, que permite “cultivar” células de levadura, bacterias, plantas y recientemente células de animales.
Hoy la industria alimenticia demanda grandes cantidades de proteína, y como país podríamos entrar en la carrera y descentralizar la industria de la fermentación, para que cientos de startups y empresas prueben, validen y lancen sus innovaciones en Chile, generando un impacto no sólo en la economía, sino también en la sustentabilidad del uso de nuestros recursos naturales.
Aunque estamos viviendo un acelerado crecimiento en el ecosistema científico emprendedor, no existe infraestructura para la producción de proteínas y no se está invirtiendo en ello debido a su alto costo, a pesar de que se estima que pronto habrá una saturación de demanda por parte de las biotech, que tendrán que buscar otros países donde satisfacer sus necesidades de desarrollo.
No serán las fintech o las criptomonedas las que nos llevarán un futuro sustentable, sino la biología y su revolución, que añadirá más de 4 trillones de dólares a la economía global de acuerdo al Instituto McKinsey, por lo que tenemos la posibilidad como país de ser un polo de innovación en Latinoamérica y el mundo, para lo que se requerirá un esfuerzo combinado entre políticas públicas y capital privado.
Equipo Prensa
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