Una gota de nitrógeno líquido grado alimento -de alta pureza- genera una atmósfera inerte para evitar que algunos compuestos naturales se oxiden.

Una botella menos rígida origina menor cantidad de material a reciclar.

Según Euromonitor International, entre 2006-2016 se registró un fuerte aumento del consumo de agua embotellada en Chile, con 29 litros anuales, como consecuencia de la búsqueda de una vida más saludable y de mayor información sobre los productos. Factores como éste, inciden en la constante mejora de la calidad no sólo del agua sino también del jugo como una opción que cumple con similares características.

Así, la industria busca renovarse constantemente e innovar en la entrega de mejores productos. Es el caso del envasado de aguas y jugos con nitrógeno líquido, tecnología que garantiza la mantención del producto tal como fue elaborado. “Este gas grado alimento, -de alta pureza y libre de contaminación física, química y microbiológica- cumple con altos estándares internacionales de calidad, generando una atmósfera inerte que evita la oxidación de algunos compuestos naturales que dan sabor a los líquidos”, afirma Roberto Contreras, subgerente de Negocios del área Alimentos de INDURA.

El ejecutivo detalla que con el fin de extender la vida útil de productos cada vez más valorados por el mercado, como son precisamente las aguas y jugos embotellados, “se aplica una gota de nitrógeno líquido durante el proceso final del envasado, el cual se gasifica rápidamente, desplazando el aire que contiene oxígeno, para así evitar la oxidación de componentes naturales”.

Desafíos de la industria

Contreras explica que esta solución para el mercado, contribuye también en un envasado más sustentable, siendo éste un tema relevante en la actualidad para la producción en las compañías. “El cambio de estado de nitrógeno líquido a gaseoso es muy rápido y genera un gran volumen de gas; específicamente, casi 600 veces de aumento en su tamaño. Entonces, mediante el uso de este gas grado alimento el envase queda presurizado, lo que permite disminuir la cantidad de material utilizado en la botella (PET), generando menos rigidez y por ende, implica menos cantidad de material a reciclar”, argumenta.

Así, hoy se puede distinguir el peso y el espesor de los diferentes tipos de envase que se utilizan en este mercado y cada día se modifican los procesos para reducir la totalidad de material usado en la fabricación de una botella. En ese sentido y respecto al principal desafío de esta industria, Contreras plantea que éste guarda relación con “captar lo que los consumidores esperan de sus productos, en donde temas como la inocuidad, presentación y formato, junto con los sabores y aromas, sean parte de un todo”.

Silvia Pino
silvia.pino@allpress.cl
Agencia Allpress
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