Por Ramón Rada Jaman, gerente de Ferrostaal Equipment Solutions
Luego de un año muy difícil, no sólo para la industria sino también para el país -cuyo crecimiento económico permanece estancado- muchas empresas han estado enfrentando situaciones complejas, que las han obligado a modificar sus modelos de negocio para poder salir adelante.
Con una economía en ralentí, donde el motor está encendido y consumiendo energía, pero, sin avanzar, al país le urge entregar certidumbre y garantías de desarrollo para fomentar la inversión y dinamizar el mercado laboral. En este aspecto, el nuevo escenario impositivo que enfrenta la minería no parece ser el motor más adecuado.
En lugar de poner el foco en recaudar, sin pensar detenidamente en el impacto que los nuevos gravámenes puedan generar en las pequeñas y medianas empresas, Chile necesita priorizar la innovación y el desarrollo tecnológico. Urge una mayor productividad y la integración de la industria minera con otras cadenas de valor (nacionales y extranjeras), para retomar los niveles de crecimiento que alguna vez experimentamos.
Hoy, cuando prácticamente todos los servicios pasaron a tributar y los mayores costos sobre la operación contable y flujo de caja se hacen sentir, es fundamental generar mejores condiciones económicas para emprender. «Se necesita una torta más grande para repartir mejores tajadas», diría un repostero.
Es hora de dar un golpe de timón y girar el rumbo hacia las empresas de base tecnológica, para promover una mayor productividad que garantice la continuidad operacional y el dinamismo que se necesita para activar encadenamientos productivos e incentivos que promuevan la inversión y la sustentabilidad.
Muy necesario es también fortalecer la cultura de seguridad para lograr objetivos de producción, disminuyendo tasas de accidentabilidad que optimicen la rentabilidad y así los indicadores económicos del país, apuntando a mejorar las expectativas de crecimiento y el desarrollo de una industria más sustentable.
Unir visiones innovadoras y una oferta de valor de base tecnológica nos ayuda a convertir ideas en realidad, para bajar costos de mantenimiento y operación; ser más eficientes y productivos; y “hacer mejor la pega”. Sin embargo, no solo buenas intenciones se requieren, sino mucho trabajo con inversión, inversión y más inversión.
Equipo Prensa
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