• La seguridad hídrica en Chile demanda soluciones innovadoras, como el uso de agua de mar, desalada o salina, pero el costo de su transporte hasta los centros de consumo es un obstáculo significativo para su implementación.

 

  • El costo del transporte del agua puede representar hasta el 60% del costo total de suministro, elevando el costo de producción de agua desalada de 1.4 USD a más de 5 USD por metro cúbico en localidades alejadas de la costa.
Chile enfrenta una grave crisis de escasez hídrica, especialmente en el norte del país, donde la disponibilidad de agua continental es cada vez más limitada. Este problema se ha intensificado en los últimos años debido al cambio climático y a la creciente demanda de agua para diversas industrias, como la minería y la agricultura. En este contexto, el uso de agua de mar, desalada o salina, se presenta como una alternativa viable para suministrar agua a procesos industriales a partir del mar. Sin embargo, este proceso enfrenta un desafío crucial: el costo del transporte del agua hacia las áreas de consumo, que puede representar hasta el 60% del costo total de suministro.
Según un estudio reciente de la Asociación Chilena de Desalación y Reúso (ACADES), el costo de desalar agua de mar en plantas de gran tamaño oscila entre 1 y 2 dólares por metro cúbico. Sin embargo, este costo se incrementa significativamente cuando se considera el transporte y la elevación del agua hacia las faenas mineras, que pueden estar ubicadas a más de 4,000 metros de altura. Por ejemplo, mientras que desalar agua en la costa puede costar alrededor de 1.4 USD/m³, llevarla a 3,200 metros puede elevar el costo a 5.6 USD/m³.
Ignacio Fuentes, Business Development Manager en Techint Ingeniería y Construcción, explica que “el costo del transporte de agua desalinizada depende principalmente de la distancia y la altitud de los centros de consumo. Estas dos variables, junto con la geografía desafiante de Chile, que presenta suelos duros y montañosos, añaden una complejidad significativa a la instalación de tuberías. Por ello, la definición del ruteo del pipeline es de total importancia y debe ser realizada por empresas con experiencia en el diseño de sistemas de impulsión”.
El director ejecutivo de ACADES, Rafael Palacios, también enfatiza la importancia de considerar los costos operativos, que dependen de factores como el precio de la energía y el mantenimiento de las instalaciones. Además, menciona que “en plantas de menor tamaño, el costo unitario aumenta debido a la pérdida de economías de escala, principalmente por los gastos asociados a las actividades e instalaciones marinas. Más allá de estos elementos, el costo del transporte a los centros de consumo, que incluye gestiones de terrenos, obras y consideraciones ambientales, claves para determinar la viabilidad del suministro”.
Fuentes explica que “es fundamental encontrar el óptimo balance entre el CAPEX y el OPEX, considerando las restricciones de infraestructura logística, geológicas, oceanográficas, geográficas, ambientales y sociales a lo largo de la traza de la tubería”.
El transporte de agua desalada no solo es costoso, sino también intensivo en energía. Se estima que el consumo energético para transportar agua a alturas superiores a 2,400 metros puede ser tres o cuatro veces mayor que el consumo total del ciclo de producción de agua desalada. Por ello, la integración de energías renovables, como la solar y eólica, se presenta como una alternativa viable para reducir costos y mejorar la sostenibilidad de estos proyectos. Fuentes subraya que “considerando que tanto el proceso de desalación como el de transporte dependen del suministro eléctrico, las fuentes renovables permiten que estos procesos se ejecuten sin la emisión de CO2 en la atmósfera, lo que contribuye a un enfoque más amigable con el medio ambiente”.
Además, la digitalización y el uso de tecnologías avanzadas, como bombas de alta eficiencia y sistemas SCADA, están comenzando a jugar un papel crucial en la mejora de la eficiencia energética del transporte de agua desalada. Estas innovaciones no solo optimizan el proceso, sino que también ofrecen atractivos retornos para los inversionistas.
A pesar de que los costos de desalación han disminuido a lo largo del tiempo, replicar estos precios para los usuarios finales sigue siendo un desafío, especialmente cuando se requiere transportar agua a localidades alejadas de la costa. “Por ello, es deseable desarrollar sistemas multipropósito que integren la demanda y promuevan proyectos eficientes de transporte de agua desde la costa hacia el interior de las regiones, involucrando a los gobiernos regionales para asegurar su efectividad”, acota Palacios.
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