Felipe Schneider, Gerente General BASF Chile.
Este año la conmemoración del 50° Día Mundial de la Tierra ha sido sin duda especial. En momentos en que los ojos del mundo están puestos en la pandemia del Covid-19 y en cómo encontrar una solución a este problema, debemos reflexionar sobre cómo los cambios que hagamos deben tener una mirada de largo plazo, y considerar aplanar la curva del cambio climático, para así asegurar la seguridad del planeta y de todas sus especies.
Hoy, tener éxito a largo plazo significa necesariamente que nuestros productos, soluciones y tecnologías agreguen valor al medio ambiente, la sociedad y la economía. Debemos contribuir a un mundo que proporciona un futuro viable con calidad de vida para todos, ofreciendo productos y soluciones que hacen un mejor uso de los recursos disponibles.
Continuamente, es necesario desarrollar mejoras para proporcionar eficiencia. Eso incluye la reducción del consumo y de la generación de recursos, así como su reutilización. En línea con esta premisa, BASF se convirtió en cofundadora de la alianza global por el fin de los residuos plásticos, Alliance to End Plastic Waste (AEPW) con el fin de promover soluciones que reduzcan el plástico descartado en el medio ambiente, principalmente en los océanos.
Como parte de este compromiso, somos pioneros en la adopción de bioplásticos producidos con materias primas renovables, así como también adhesivos compostables a base agua para packaging en línea con el concepto de economía circular.
Pero no se trata sólo de plástico, constantemente analizamos nuestras soluciones para diferentes industrias en línea con su contribución a la sustentabilidad en la cadena de valor de nuestros clientes. Asimismo diversas soluciones químicas contribuyen a reducir la huella de carbono de los productos finales en el mercado.
Otro de los ejes de trabajo donde tenemos ambiciosas metas, es la gestión del carbono. En las últimas décadas, BASF ha logrado una reducción considerable en las emisiones de CO2 al optimizar los procesos de generación y producción de energía, así como al disminuir sistemáticamente las emisiones de óxido nitroso. Estos esfuerzos continúan a nivel global y paralelamente se están reemplazando gradualmente los combustibles fósiles con fuentes de energía renovables en la compra de electricidad. Además, para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, los investigadores de BASF están trabajando intensamente en procesos de producción, fundamentalmente nuevos, con bajas emisiones de CO2.
Un ejemplo local del compromiso con la gestión de carbono, es el proyecto Triple E (Excelencia en Eficiencia Energética), que fomenta las acciones relacionadas a reducir el impacto ambiental y mejorar los indicadores en las distintas localidades de la compañía en América del Sur. El proyecto busca aumentar la competitividad de la empresa con base en tres pilares: eficiencia energética, mejora de los costos de energía y reducción de los impactos ambientales. Actualmente este programa está siendo implementado en nuestra planta productiva de Concón, ubicada en la V región con muy buenos resultados.
Gracias a cambios de hábito generados por las iniciativas del programa, es que hemos obtenido la recomendación para la certificación ISO 50001: 2018 en nuestra planta de Concón, convirtiéndonos en la primera gran empresa química del país en recibirla.
Días como el de la Tierra, refuerzan la necesidad seguir en la senda del desarrollo a través de una producción más limpia y amigable con el medioambiente, elevando los parámetros ya establecidos y así logrando avanzar en la meta de nuestra compañía de un crecimiento carbono neutral al 2030.
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