Por Blanca González Calvillo, gerente de educación en SAS Latinoamérica
El trabajo y la educación son dos ámbitos que se han transformado radicalmente a raíz de la pandemia. De un modelo remoto en la mayoría de los casos, a uno híbrido que combina la presencia física con la virtual, ambas actividades van a seguir evolucionando en el futuro.
De igual forma, las fuerzas que los impulsan seguirán modificándose y afianzándose: la conectividad, la seguridad, la nube, la analítica, entre otros. Pero también la cultura y los sentimientos de la gente tendrán gran influencia.
En particular, las personas y empresas llegaron al 2023 mucho más conscientes de que sus expectativas deben estar lo mejor fundamentadas, ante las condiciones imperantes, pero también que deben ser lo suficientemente resilientes para afrontar los cambios o alteraciones que surjan en el camino.
De acuerdo con un estudio de WeWork, el 81% de los empleados en América Latina considera que el trabajo híbrido es el modelo ideal para desempeñar sus labores. En tanto, el 40% de las empresas en Chile cuentan con un plan de trabajo híbrido bien ejecutado, lo que habla del nivel de madurez en este rubro.
Por otra parte, expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) coinciden en que la educación híbrida debe perfeccionarse y mantenerse una vez que se comiencen a normalizar las clases en todos los niveles educativos. Para la permanencia de esta modalidad requiere de destrezas digitales relacionadas con lo cognitivo, procedimientos y actitud.
Escuchar al capital humano
En lo que se refiere al ámbito laboral, destacan tres tendencias que tendrán gran influencia en el rumbo que seguirán durante este año y van más allá.
Analistas coinciden en que el trabajo híbrido seguirá ocupando un lugar relevante en las empresas que buscan estructurar la estrategia correcta que integre una cultura de trabajo híbrido y que, al mismo tiempo, se enfoque en la experiencia de los empleados. Escuchar atentamente la retroalimentación de los empleados para encontrar el equilibrio adecuado entre la colaboración presencial, la inclusión, la flexibilidad y su vida laboral y personal será clave para su éxito y la satisfacción.
Con la ayuda del equipo de Recursos Humanos y el de Analítica, las empresas pueden entender los datos de su personal y utilizar esta tecnología para crear planes para su fuerza laboral. Y es que las empresas requieren de datos para conocer con qué habilidades cuentan entre sus colaboradores, qué se necesita para impulsar las iniciativas empresariales y dónde mejorar para enriquecer sus estrategias de aprendizaje y desarrollo. De hecho, se necesitarán datos para contratar al mejor talento y determinar las políticas de compensación y retención efectivas.
Garantizar la diversidad, la equidad y la inclusión será parte de la estrategia de negocios de una empresa. Se sabe que los empleados y candidatos aspiran a laborar en una cultura que les dé un sentido de pertenencia y que, al mismo tiempo, impulse, dé seguimiento y mida los resultados para provocar un cambio importante en todas las áreas del negocio.
Académicos mejor preparados
Ahora bien, la educación tiene un potencial mucho mayor para beneficiarse de la tecnología y la analítica. En este sentido, las previsiones apuntan hacia cuatro predicciones.
La analítica puede ayudar a identificar con precisión la oferta y la demanda de personal académico, apoyar iniciativas para diversificar la planta de profesores y prever las necesidades de fuerza laboral futuras.
Cuando se utiliza en los niveles de educación básica y superior, la analítica puede ser de gran ayuda en la capacitación, preparación, reclutamiento y retención de candidatos a impartir educación de alta calidad.
En 2023 se prevé que haya una integración más estrecha entre las universidades donde se forman los profesores y las instituciones de educación básica y media a las que sirven; esto como resultado de una mayor integración y análisis de datos. Los académicos se graduarán con un amplio conocimiento de las mejores prácticas educativas.
Las universidades de investigación deben lidiar constantemente con datos aislados, obstáculos para colaborar, amenazas a la privacidad de los datos y conjuntos de datos masivos que requieren de una exhaustiva gestión manual. En 2023, veremos a más universidades de investigación que emplean estrategias sólidas de gestión y análisis de datos para reunirlos en una sola plataforma, promover la colaboración, disfrutar de velocidades de cómputo más rápidas en un entorno seguro, lo que lleva a una mayor financiación e innovación.
La inercia que el trabajo y la educación tomaron hace casi tres años se mantendrá, sin duda, y seguirá siendo impulsada por una interacción más cercana entre organizaciones e instituciones académicas, y los individuos que las integran. De igual modo, se enriquecerá por una nueva visión cultural y el aprovechamiento de tecnologías e innovaciones que ayudarán a integrar la hoja de ruta hacia el futuro.
Equipo Prensa
Portal Innova