En pocos días el INE dará a conocer las cifras de empleo correspondientes al trimestre móvil julio-agosto-septiembre. Probablemente los resultados no sean muy disimiles a la entrega anterior. Más allá de aquello, hay una tendencia que ha tomado mucha fuerza durante el último año, por supuesto, “impulsada” por la pandemia.

Durante este tiempo se han digitalizado muchos aspectos de nuestras vidas y la búsqueda de empleo es una de ellas. Una encuesta reciente aplicada por Fundación Forge en Chile y otros cuatro países de la región, en la que participaron 6.419 personas y 227 empresas, confirma el avance de los medios digitales en este proceso.

Según sus resultados, la herramienta más utilizada para la búsqueda de empleo son los “sitios web de ofertas laborales”, con un 59%. Por el lado de las empresas, en tanto, el medio que privilegian para seleccionar candidatos es LinkedIn, registrando un 64% de las preferencias.

Como suele suceder con las actividades virtuales, el resultado está condicionado por el nivel de acceso a medios tecnológicos y las habilidades personales en su uso. Entonces, la digitalización en la búsqueda de empleo puede generar desventajas para aquellas personas que tienen menos acceso debido a que poseen menores recursos económicos

Un claro ejemplo de esta situación se da en el uso de LinkedIn, donde existe una notoria diferencia. De acuerdo con el sondeo el 18% de las personas que cuenta con estudios superiores utiliza esta plataforma para buscar empleo. En la vereda contraria, en tanto, nos encontramos con que sólo el 1% de quienes cursaron educación básica lo hace por medio de esta herramienta.

Hay dos cosas que podemos hacer para evitar que la digitalización termine profundizando las brechas laborales. La primera, fomentar el desarrollo de habilidades para desenvolverse en ambientes digitales y la búsqueda de empleo.

La segunda, establecer políticas públicas que faciliten el acceso a recursos tecnológicos e Internet.  Durante la pandemia una alianza público-privada promovió el “Plan Solidario de Conectividad”, el que busca que el 80% de los hogares de menores ingresos mantengan su acceso a Internet aunque no puedan pagar la cuenta. Esta iniciativa, en cierta medida, reconoce Internet como un bien clave, sin embargo, es de carácter temporal.

La digitalización de la búsqueda de empleo llegó para quedarse. Por esta razón, bien vale considerar medidas permanentes que les faciliten el acceso a recursos y habilidades digitales, dando acceso a una capacitación que favorecerá la inclusión y reinserción laboral de los grupos menos instruidos, quienes hoy ven mermadas sus oportunidades.

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