Por Sebastián Ojeda, CEO de Beetrack

En medio del desarrollo de la Cumbre Climática COP 26 se abrió una vez más el debate sobre lo contaminante de reunir a tantos líderes en un solo lugar. Y es que lo que pasa ahora en Glasgow solamente suma más evidencia para que nos hagamos cargo de pensar de qué forma podemos influir en la protección del medio ambiente.

Desde la vereda de la logística de quienes desarrollamos innovaciones tecnológicas para la última milla, partimos de la base de que hoy en día hay más de 47.000 embarcaciones y cerca de 3 millones de camiones alrededor del mundo se encargan de trasladar y entregar despachos a clientes finales. Debido a esta gigantesca operación logística, se estima que la industria de transporte es responsable de casi un cuarto del total de CO2 que se produce en el planeta.

Sin embargo, no sólo el movimiento por una logística sustentable ha puesto presión para cambiar las estrategias de transporte, también lo ha hecho la creciente necesidad de reducir la cantidad de combustible utilizado para permitir una mayor eficiencia en la gestión de la flota de vehículos.

 

Hoy en día las empresas deben tener la capacidad de monitorear y analizar el consumo de combustible y emisiones de carbonos emitidas por cada vehículo. Estas emisiones pueden ser costos no visibles, que de no tenerse en cuenta, generarán un impacto importante en la empresa.

 

Por cada galón de combustible quemado, se emiten aproximadamente 20 onzas de CO2. Un reporte de CE Delft estima que el comportamiento y eficiencia de los conductores tiene una relación directa con el gasto de combustible, y este puede mejorar en un 20% al tener eco-conductores entrenados que apliquen buenas prácticas y tengan claro el estado de su vehículo.

 

Por ello es importante que las empresas adquieran tecnologías necesarias para mejorar la gestión de su flota. Soluciones como las ofrecidas por Beetrack permiten planear por adelantado las rutas de entrega y así optimizar el consumo de combustible.

 

Ante este escenario, lo idóneo es implementar vehículos eco-amigables con un ciclo de vida más largo; evitar las devoluciones para no incurrir en gastos adicionales de transporte y darle visibilidad al cliente en todo el proceso de despacho, lo que aumentará las probabilidades de que la entrega sea exitosa y reducirá el impacto medio ambiental negativo. Se estima que quienes pongan en práctica estos recursos pueden ahorrar aproximadamente 30% en gastos de combustible, un logro en el Día Mundial de las Ciudades, en medio del desarrollo de la COP 26, cuyo paradójico comienzo nos sigue haciendo reflexionar.

 

 

 

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