Santiago de Chile, 20 de diciembre de 2022- Cuando el 10 de diciembre de 1948, fruto de la gran conmoción que sufrió el mundo a causa de la Segunda Guerra Mundial, las Naciones Unidas realizan la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la salud fue definida como uno de estos derechos esenciales.
El derecho a la salud establece que los Estados miembros reconocen el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental e incluye el acceso oportuno, aceptable y asequible a servicios de atención de salud de calidad.
Tiempo después se produjo otro evento relevante para lograr la equidad en salud. La conferencia internacional sobre atención primaria en salud celebrada en Alma-Ata (Kazajistán, 1978), un hito en política de salud en la década de los 70 que sigue siendo un referente, aunque el contexto mundial haya sufrido grandes cambios en los últimos años. La Declaración de Alma-Ata planteaba que la grave desigualdad existente en el estado de salud de la población, entre los países, así como dentro de cada país, es política, social y económicamente inaceptable. Unos de los logros fue atraer la atención internacional hacia el concepto de la salud como un derecho humano y se propuso la atención primaria de salud como la mejor estrategia para poner la salud al alcance de todos los miembros de la sociedad.
Más recientemente la Organización Mundial de la Salud, introduce el concepto de cobertura universal de salud, que tiene como objetivo “asegurar que todas las personas reciban los servicios de salud que necesitan, sin tener que pasar penurias financieras para pagarlos”.
Hacia una cobertura universal de salud
Para que una comunidad o un país puedan alcanzar la cobertura universal de salud se deben cumplir varios requisitos:
1.- La Existencia de un sistema nacional de salud sólido, eficiente y en buen funcionamiento, que satisfaga las necesidades de salud prioritarias con atención centrada en las personas, proporcionando información y estímulos para que se mantengan sanas y prevengan enfermedades, así como detectar enfermedades tempranamente, disponer de medios para tratarlas y ayudar a los pacientes mediante servicios de rehabilitación.
2.- Un sistema de financiación de servicios de salud en el que las personas no tengan que padecer penurias financieras para utilizarlos.
3.- Acceso a medicamentos y tecnologías esenciales para el diagnóstico y tratamiento.
4.- Dotación suficiente de personal de salud bien capacitado y motivado para prestar servicios que respondan a las necesidades de los pacientes, basadas en evidencia científica.
Las debilidades frente a la pandemia del COVID-19
Lamentablemente estos objetivos estuvieron lejos de ser alcanzados. El inicio del año 2020, sacudió al planeta con la aparición de un virus, que desató una pandemia. El SARS Coronavirus 2, que producía el Covid-19.
En los ámbitos de expertos se advertía el riesgo de una pandemia. Pandemias de menor escala venían sucediendo en el mundo: H1N1, Ébola, MER; pero la magnitud con que azoto el SARS coronavirus 2 desbordó todas las predicciones.
Su impacto sanitario, económico, social, psicológico y educativo fue de una magnitud tal que, podemos decir que transformó el mundo.
Los sistemas de salud no estuvieron a la altura de las necesidades, aún en los países de alto ingreso. Queda aprovechar las lecciones aprendidas.
El trabajo de la Fundación Mundo Sano
Nuestra Fundación, Mundo Sano, tiene como misión mejorar el acceso a la salud de las personas afectadas por enfermedades desatendidas. Se trata de un grupo de veinte enfermedades así denominadas por la Organización Mundial de la Salud, que afectan a 1600 millones de personas. 1 de cada 6 personas tienen por lo menos una de estas enfermedades, a veces más de una simultáneamente. Son enfermedades muchas veces evitables, y siempre tratables, por lo tanto, no atenderlas vulnera absolutamente el concepto de equidad.
En algunos casos encontramos que la barrera principal es la falta de un medicamento disponible y accesible, y priorizamos resolverlo. Esto ocurrió por ejemplo en el caso de la enfermedad de Chagas, una enfermedad trasmitida por un parásito (el tripanosoma cruzi), propia de las Américas, que se ha globalizado por tratarse de una enfermedad crónica, a veces silenciosa y que tiene la posibilidad de ser trasmitida durante el embarazo, en caso de una madre infectada a su bebé. Evitar esta trasmisión es una meta alcanzable. Y el desafío de Ningún bebé con Chagas, para el que hace años comenzamos a crear las condiciones, hoy se convirtió en una Iniciativa Iberoamericana.
Hablar de acceso a la salud significa que cada una de las etapas necesarias para alcanzar el estado de salud se cumpla. Pudimos dedicarnos a promover el corte de la trasmisión de la madre al bebé cuando pudimos asegurar que el medicamento estaba disponible.
Silvia Gold
Presidenta de la Fundación Mundo Sano
Equipo Prensa
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