• Si bien es cada vez más habitual que empresas tengan un área encargada de la transformación digital, suele ocurrir que estas áreas tienen las manos atadas y no pueden acceder a la información necesaria para realizar su labor. No tienen la autonomía para implementar cambios, sino que están supeditados a las aprobaciones de gerentes o directores, quienes muchas veces no entienden sobre el tema. En ese escenario las empresas creen que están a la vanguardia del cambio, pero en realidad no están cambiando nada.

 

¿Qué es entonces esta transformación digital tan en boga? Es más que implementar nuevas tecnologías, talentos y procesos para mantener la competitividad en un panorama tecnológico que cambia, y más que integrar tecnologías digitales en todas las áreas de la organización cambiando la forma en que opera y el valor que entrega a sus clientes. Apunta también a ganar nuevos mercados, en un entorno en constante cambio y evolución.

Llama la atención que cuando una empresa busca contratar a un Jefe de Transformación Digital, y explica la responsabilidad del puesto, describe un PMO. O,  bien, si hablamos de entornos ágiles, de un Agile Coach. Sin embargo, ambos puestos difieren y, por mucho, de lo que haría un Jefe de Transformación Digital.

 

Tampoco se trata de ser “nativos de la nube”, y poner los esfuerzos en ese objetivo, si es que no se  genera otro tipo de cambios.

La verdadera transformación digital es “Una TRANSFORMACIÓN” que significa etimológicamente transmutar una cosa a otra, que incluye transformar a los recursos, a las personas, potenciando las mismas, creando colaboración, aprendizaje, trabajo en equipo, creando una visión y un propósito común para todos, empoderando a los mismos para que propongan cambios en los procesos de trabajo, trabajando con los líderes para que tengan las competencias requeridas del siglo 21, lejos del látigo y más cercanos al plan de acción, inspirados en la Psicodinamia Laboral Ágil.

Esta incorpora la variable de los Procesos colaborativos, donde los integrantes primero se conocen en realidad, y luego todos son responsables por el éxito o el fracaso de iniciativas, dejando atrás la culpa sectorizada o en silos, por ejemplo, de contabilidad, finanzas, operaciones, ventas u otros.

Otro factor que considera es la recopilación de datos, su análisis y su uso para la toma de decisiones y la generación de nuevos mercados, lo que juega un papel muy importante, más desde que Google mostró cómo los datos son poder, pues en lugar de estar realizando procesos de discovery para ver qué quieren, qué piensan, qué sienten sus usuarios, obtienen información que les da las respuestas.

Y ahora si, en último lugar, la tecnología digital, indispensable para optimizar los procesos, y  lo necesario para mantener la organización competitiva, con nuevos mercados, con el cliente en el centro y adaptándose a contextos que evolucionan muy pero muy rápido, al punto de que si se demora en implementar una tecnología, ésta puede ya quedar obsoleta.

En entornos de crisis económica como los que atravesamos hoy día, donde la incertidumbre es alta y el contexto cambia constantemente, es importantísimo para las empresas comprender este concepto y no confundirlos con otros similares como la Digitalización de Procesos, la Migración a la Nube, la función de un Agile Coach, o cualquier otro, pues esto incurrirá en errores que serán caros para la organización, y pueden caer en  el error de “gastar” en tecnología y no “invertir” en ella.

No nos dejemos arrastrar por modas, tomemos postura crítica, investiguemos, y no caigamos en el facilismo de adoptar un nombre y no saber de qué se trata realmente y qué provecho nos ocasiona, pues esto, en nuestros días, puede ser muy costoso.

Sergio Satulovsky

CEO de InnovAgile Group

 

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