Varias empresas chilenas están adoptando soluciones de automatización que combinan inteligencia artificial con herramientas fáciles de usar, sin necesidad de saber programar. Esta tendencia está permitiendo ahorrar tiempo, reducir errores y liberar a los equipos de tareas repetitivas, mejorando la productividad.
Hoy la eficiencia se ha vuelto vital para competir, por lo que muchas empresas chilenas están dando un giro hacia lo que algunos ya llaman “la revolución silenciosa”: la automatización inteligente. ¿De qué se trata? Pues, de usar tecnologías que permiten automatizar procesos de negocio sin necesidad de ser expertos en programación.
Es aquí donde entra el concepto de “bajo código”. “Son plataformas tan intuitivas que permiten crear flujos de trabajo o automatizar tareas arrastrando bloques en una pantalla, como si se armara un rompecabezas digital”, explica Maximiliano Fábrega, Jefe de Negocios de TSOFT, empresa especializada en soluciones tecnológicas para el mundo empresarial. “Así, un profesional de recursos humanos, logística o finanzas puede digitalizar procesos por su cuenta, sin depender todo el tiempo del área de TI”, agrega.
Con herramientas como Power Automate y Copilot Studio, las compañías están automatizando aprobaciones, respuestas a clientes, gestión de documentos y muchas otras tareas que antes requerían horas —o incluso días— de trabajo manual.
“El impacto es directo. Es decir, hay menos errores, los procesos son más rápidos y los equipos pueden enfocarse en tareas realmente importantes”, afirma. Según el ejecutivo de TSOFT, el verdadero cambio no está solo en la tecnología, sino en la mentalidad: “Lo que antes parecía complejo o costoso, hoy es accesible y rápido de implementar. Y eso abre oportunidades para empresas de todos los tamaños”.
Además de ganar eficiencia, este tipo de automatización evita transformaciones traumáticas. Y es que no se trata de reemplazar personas, sino de liberar su tiempo para que puedan aportar más valor. “Es como tener asistentes digitales que trabajan 24/7 sin descanso, y que permiten que los equipos humanos se enfoquen en lo que realmente importa”, dice Fábrega.
Esta tendencia también revaloriza el rol de las áreas de tecnología dentro de las organizaciones. Lejos de ser cuellos de botella, se convierten en guías que supervisan y acompañan el proceso de automatización, asegurando que todo funcione de forma segura y ordenada y es aquí donde TSOFT aparece como un actor clave en acompañar desde varias líneas esta transformación.
Actualmente, en Chile, la productividad sigue siendo un desafío pendiente, por lo que la automatización inteligente se perfila como una herramienta concreta y eficaz para avanzar hacia una economía más moderna, colaborativa y, claro, centrada en las personas.