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El sector agrícola ha sido uno de los más afectados por la pandemia, las restricciones de movilidad y el miedo al contagio, entre otros, han afectado a la agricultura fuertemente en la disponibilidad de mano de obra para labores de cosecha. Esta baja en el personal disponible para el trabajo de la tierra se está viendo en Chile y a nivel mundial desde hace algunos años, pero la pandemia sin duda fue la gota que rebasó el vaso.

Según la Sociedad Agrícola del Norte, ubicada en la región de Coquimbo, la vacancia laboral del sector llega a un 50% menos de trabajadores, lo que a nivel nacional se traduce en una disminución aproximada de 150 mil personas. Misma cifra que las autoridades estimaron será requerida en el peak de la temporada agrícola. Lo anterior es similar a lo reportado por la Federación de Productores de Frutas de Chile (Fedefruta), en cuya encuesta los agricultores informaron entre un 50% y 70% menos de trabajadores en sus faenas. Fedefruta también advirtió que, de continuar la situación, los cultivadores tendrán que dejar de cosechar entre un 20% y un 60% de la producción.

Esta situación hace urgente, hoy más que nunca, la transformación digital del sector agrario en el país. La incorporación de tecnologías como IoT (Internet of Things) e IA (Inteligencia Artificial), en los procesos de producción de frutas y verduras es la próxima revolución que debe enfrentar ahora el sector. La aplicación del IoT a la agricultura supone un cambio en la manera de trabajar los cultivos con el objetivo de automatizar procesos, optimizar recursos, reducir gastos y aumentar la rentabilidad y la producción, mejorar la sostenibilidad y hasta reducir el impacto al medio ambiente de esta industria.

En ese sentido, la automatización de los procesos es la clave para lograr negocios más eficientes, modernos y acordes con la realidad tecnológica actual en la que mano de obra y tecnología se unen para lograr más y mejores resultados. Esta transformación digital debe abarcar todo el ciclo agrícola incluyendo la gestión de datos, la cartografía de los cultivos, así como la pulverización, la cosecha y la planificación, entre otras. De esta manera, por medio de herramientas tecnológicas se puede contar con datos e información certera y en tiempo real para que las personas la analicen y puedan así tomar decisiones estratégicas para sus negocios.

BIoT (Businness Internet of Things) permite que diversos dispositivos como tractores, drones, sensores, cámaras, robots y otros, puedan comunicarse entre sí, recolectando abundantes volúmenes de datos o Big Data, que, a su vez, dan paso al trabajo de la Inteligencia Artificial, que es analizar de forma instantánea, a través de potentes softwares, toda esta información para poder obtener predicciones y aprendizajes automáticos.

Asimismo, la implementación de este tipo de tecnología, a través de los dispositivos permite automatizar tareas a distancia, por ejemplo, riegos y uso del agua; fertilizaciones; uso de plaguicidas; monitoreos de cultivos; mediciones de humedad, temperatura, pH del suelo, cantidad de luz y agua aportada, etc.; uso de tractores y vehículos, e incluso la recolección de la cosecha.

Por ello, es vital incorporar estas tecnologías y que su uso sea cada vez más fácil, transversal y equitativo, para enfrentar los retos actuales del sector y continuar con el reconocimiento y el liderazgo mundial que tiene Chile en las exportaciones de frutas.

 

Ronald Rey Oxcendford, gerente de cuenta en InterNexa Chile.

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