Los niveles de valorización energética de residuos (coprocesamiento) han derivado en el desarrollo de combustibles alternativos en reemplazo de fuentes fósiles, lo que ha permitido ir disminuyendo la huella de carbono. Una tendencia que parece ir al alza en aras de impulsar una mayor gestión sostenible en los procesos productivos.

 

La economía circular se ha posicionado a pasos cada vez más agigantados como un modelo de producción y consumo que busca reducir al mínimo la generación de residuos y con ello, fomentar la reutilización y reciclaje de materiales.

Respondiendo a esta tendencia, los CAL (Combustibles Alternativos Líquidos) y CAS (Combustibles Alternativos Sólidos) se han convertido en soluciones energéticas de procesos más económicas y sustentables generadas a partir de la valorización de residuos, como es el caso de los residuos industriales producidos.

Y es que no se trata de un asunto baladí tomando en cuenta el acelerado aumento del consumo energético que se ha venido demandando durante los últimos años, tanto en Chile como a nivel mundial; situación que ha llevado a relevar la importancia de generar nuevas fuentes de generación para los procesos productivos, aunque con un foco basado en la sostenibilidad y precisamente en la economía circular.

En esta línea, la empresa Hidronor se ha destacado por procesar residuos con alto poder calorífico en combustibles alternativos CAL. Para el primero, la compañía reutiliza los residuos líquidos desechados por la industria y que poseen cierto grado de poder calorífico (como aceites lubricantes, solventes o pinturas), mientras que para el segundo caso la materia prima utilizada son papeles, residuos textiles contaminados o filtros de aceite, entre otros.

Al respecto, Daniela Mancilla, ingeniera de Negocios del área Centro de Hidronor, explica que Chile genera un aproximado de 200 mil toneladas anuales de estos residuos industriales líquidos con poder calorífico, lo que genera una buena fuente de materia prima para la producción de estos CAL. “En Hidronor los generamos a través del tratamiento y coprocesamiento de residuos, para destinarlos finalmente a empresas cementeras como reemplazo de combustibles fósiles para ser utilizado en sus hornos”, destacó la especialista.

Entre los proyectos más ambiciosos de la firma -y que se encuentra en su etapa final- es la producción de CAS en base a residuos sólidos con poder calorífico, cuyo proceso consiste en la trituración de estos mismos hasta un tamaño específico solicitado por el consumidor final (empresas cementeras), los que luego son utilizados para la quema en hornos como combustible alternativo, disminuyendo así la huella de carbono y las emisiones al medio ambiente.

Finalmente, la especialista de Hidronor reafirma la idea de que los niveles de valorización energética de residuos (coprocesamiento) han derivado en el desarrollo de estos combustibles alternativos, lo que parece ser una tendencia que va al alza en aras de impulsar una mayor gestión sostenible para los procesos productivos.

En este sentido, Daniela Mancilla plantea que a través de la implementación de las diversas leyes ambientales que se han creado en Chile en el último tiempo -como la Ley REP- estas empresas han establecido metas relacionadas con las tasas de reemplazo de combustibles fósiles.

“Estas compañías prevén alcanzar hasta un 40% de tasa de reemplazo para el año 2025, lo que se traduce en que claramente la producción y consumo de estos combustibles alternativos aumentará progresivamente durante los próximos años”, concluye.

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