• Cifras de la OCDE señalan que en 2019 se generaron más de 350 millones de toneladas de residuos de este material y alrededor de dos tercios provenía de productos con una vida útil menor a cinco años.

 

Un inédito estudio de la OCDE, publicado este año, graficó una realidad que ha sido extensamente abordada: la gravedad de la contaminación por plásticos a nivel global. De acuerdo con la investigación, en 2019 se generaron más de 350 millones de toneladas de residuos de este material y alrededor de dos tercios provenía de plásticos con una vida útil menor a cinco años. De ese total, el 40% eran envases, seguidos muy de lejos por los bienes de consumo que alcanzan el 12%.

 

Junto con el abuso de los llamados plásticos de un solo uso, el principal problema es que no se ha logrado instaurar una cultura del reciclaje. Si bien el 15% del plástico se recoge para ser reciclado, finalmente el 40% no pasa por el proceso y termina siendo eliminado como basura. ¿El resultado? El reciclado efectivo alcanza sólo el 9%. En ese escenario, la Organización ha planteado que es urgente crear un mercado de plásticos reciclados que funcione de manera óptima, fijar objetivos de contenido reciclado e invertir en tecnologías que puedan hacer ese producto más competitivo y rentable.

 

Chile no escapa de esta realidad. Según la Asociación de Industriales del Plástico, ASIPLA, de las 970 mil toneladas de plásticos que se consumieron en Chile el 2020, se valorizaron alrededor de 92 mil, lo que equivale a 9,6% del consumo total. Sin embargo, hay diversas iniciativas que apuntan a mejorar ese escenario,  impulsando la correcta gestión de residuos y la revalorización. Es el caso de Integrity, empresa nacional familiar que en los últimos dos años ha reciclado casi 7 mil toneladas de botellas de bebida, agua y otros contenedores de plástico PET, para transformarlos en materia prima que da vida a nuevos envases que también se incorporan en el círculo del reciclaje. “Generamos envases 100% reciclables a partir de basura, cuyo origen es el trabajo de recicladores pequeños y medianos y también de grandes empresas, generando valor agregado a productos considerados como desechos. A la vez, hemos dado énfasis a educar a través de campañas para que las personas sepan que pueden llevar esos artículos a puntos verdes para ser reciclados nuevamente”, aseguró Gabriel Fonzo, CEO de Integrity.

 

 

Otra arista clave para fomentar la cultura del reciclaje es la educación ambiental, “es por ello que llevamos más de 5 años trabajando con colegios de nuestra comunidad cercana para que los estudiantes visiten nuestras instalaciones, conozcan detalles del proceso y fomentemos juntos el reciclaje del PET, comprándoles a ellos también lo que logren recolectar en sus establecimientos”, puntualizó el ejecutivo, detallando que con una línea de producción constante se necesitan sólo 45 minutos para convertir una botella reciclada en materia prima para un nuevo producto.

 

 

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