Entre los temas de actualidad que más resaltan en las discusiones de internet está la inteligencia artificial. La popularidad alcanzada por Chat GPT y otros softwares ha puesto sobre la mesa toda clase de discusiones acerca de la pertinencia y el alcance de la tecnología en nuestros días.
Pero esto no viene de ahora, ya van más de veinte años en los que la inteligencia artificial ha probado ser una herramienta revolucionaria en diferentes ámbitos. Las posibilidades parecen infinitas: desde ganar una partida de ajedrez a los más destacados profesionales hasta resolver rápidamente asuntos legales, pasando por filtrar nuestras preferencias en sitios como League of Slots casino online. En adelante analizamos qué es esta tecnología y cuáles son sus principales consecuencias, tanto positivas como negativas, en la sociedad moderna.
¿Qué es la inteligencia artificial?
La inteligencia artificial es un término amplio que engloba todos aquellos artefactos, softwares y sistemas que imitan y amplían las funciones cognitivas o capacidades humanas (Wikipedia, 2023). Se caracterizan principalmente porque son capaces de realizar tareas regularmente asignadas a humanos y porque se perfeccionan a medida que recopilan y clasifican información de su entorno. Es decir, mientras más se usen, las inteligencias artificiales serán más precisas y mejores.
Los precedentes de las IA los encontramos en la Revolución Industrial, cuando la mecanización comenzó a irrumpir en los procesos de las fábricas y el transporte, sustituyendo acciones que anteriormente eran realizadas por trabajadores y cambiando drásticamente los modos de vida y el orden de las sociedades. La primera vez que fue usada la expresión inteligencia artificial dentro del ámbito científico y académico fue en 1956 en el encuentro de pensadores llamado Conferencia de Dartmouth.
A lo largo de la segunda mitad del siglo XX, con los avances en la tecnología, específicamente en el campo de la computación, fueron desarrollados sistemas capaces de resolver problemas de diversos grados de complejidad, así como lenguajes de programación que son la base de muchos actuales.
Con el tiempo el término dejó de aplicarse a proyectos de máquinas inteligentes con forma humana y se expandió hacia diversos ámbitos, principalmente a los softwares capaces de “pensar”, aprender de manera automática y resolver conflictos —por ejemplo, detectar fraudes electrónicos—.
Alrededor del año 2007, con la llegada al mercado de los teléfonos inteligentes y con ellos el internet móvil, es cuando comienza la fase moderna de la inteligencia artificial (bbvaopenmind.com). El internet ha funcionado como depositario del conocimiento y la cultura a través de la vinculación que tenemos con nuestros dispositivos. La evolución natural de esta relación ha sido la generación de aún más conocimiento de parte de las computadoras.
Repercusiones de la inteligencia artificial en la cotidianeidad
Las aplicaciones actuales de la IA son prácticamente infinitas. En el ámbito de la medicina agilizan las investigaciones al punto de descubrir focos de infección y brotes a una velocidad imposible para el ser humano. También ayudan al diagnóstico temprano —y el tratamiento oportuno— de una gran cantidad de enfermedades.
Otro de los campos en los que la IA ha sido muy provechosa es en la industria agrícola, mecanizando procesos, ayudando a realizar predicciones meteorológicas y dando respuesta a inquietudes de los agricultores sobre la comercialización de sus productos (blog.tenea.com, 2023).
En líneas generales la inteligencia artificial es beneficiosa en diversas industrias para reducir el margen de error de la mano de obra humana, anticipar conflictos y proporcionar soluciones adecuadas ante imprevistos, intervenir en los procesos de producción y control, liberar de trabajos mecánicos al personal incentivando sus funciones creativas, alargar la vida de aparatos y equipos, agilizar los procesos y ayudar a solventar toda clase de situaciones.
Impacto potencialmente negativo
Pese a que la inteligencia artificial facilita funciones y mejora resultados en diferentes áreas, puesto que está diseñada para superar las capacidades humanas, muchos conocedores no dejan de preocuparse respecto a sus alcances y posibles desviaciones. No nos referimos al temor de que los sistemas evolucionen y se salgan de control, originando una especie de rebelión de las máquinas propia de la ciencia ficción, sino a asuntos más inmediatos.
Por ejemplo, las inteligencias artificiales han comenzado a usarse en el ámbito penal, sustituyendo en parte labores que deberían ser ejecutadas por abogados calificados. Algunos temen que ciertas imprecisiones de los sistemas conlleven a resultados injustos para las partes involucradas.
Una investigación de la Universidad de Stanford publicada en 2016 advierte de posibles extralimitaciones de la IA en lo referente a privacidad de datos personales, responsabilidad penal y civil, delimitación de la personalidad jurídica y otros debates éticos, legales y hasta filosóficos que se abren con la suplantación de ciertos trabajos humanos por parte de la tecnología (leotronics.eu).
Dadas estas consideraciones, en 2017 el Parlamento Europeo dio a conocer un Código de Ética para Desarrolladores de Robótica, junto a una serie de recomendaciones que contemplan el derecho civil. Los principios que plantea el código son: no hacer daño de parte de los robots a los humanos, hacer el bien, principio de justicia y el principio de autonomía.
Equipo Prensa
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