• Hace miles de años, un transformador invento modificó la forma de desplazamiento de las personas permitiendo que estas pudieran trasladarse de manera vertical hacia sus destinos. Los ascensores, capaces de subir y bajar mediante un sencillo pero sofisticado sistema de plataformas, brindaron una nueva alternativa, revolucionando para siempre el modo de concebir el desarrollo urbano.

Actualmente, estos equipos representan una parte importante de los traslados que realizamos cada día. Y al estar en espacios como edificios residenciales, centros comerciales, clínicas y hospitales, establecimientos educacionales, sistemas ferroviarios subterráneos, entre otros, su trascendencia en el quehacer diario se hace mucho más notoria. Sobre todo, considerando que su contribución se extiende más allá de su impacto como un efectivo método de transporte para personas y objetos.

Lo anterior porque, conforme ha avanzado el tiempo, su sofisticación ha crecido cada vez más permitiendo incluso un menor impacto medioambiental gracias a la integración de tecnologías que no solo favorecen el desarrollo de soluciones modernas, eficientes y cómodas, sino que también contribuyen al cuidado del entorno mediante la conservación de energía, la reducción de residuos, y la consiguiente disminución de costos para los operadores y empresas en los que se encuentran.

Estos cambios se explican, en parte, por una preocupación global que ha impulsado a industrias como la del transporte vertical a repensar su funcionamiento con el objetivo de mitigar su huella y transitar hacia procesos más amigables con el entorno. Escenario ante el cual han surgido medidas como la norma ISO 14.001, que releva la importancia de los sistemas de gestión ambiental en las organizaciones, fortaleciendo el crecimiento de un ecosistema empresarial dispuesto a ejecutar cambios que generen un verdadero aporte para proteger y preservar nuestra biodiversidad.

Por una parte, el cumplimiento de este estándar puede contribuir positivamente al desarrollo de modelos que facilitan la movilidad de las personas con altos estándares de calidad. Aunque también entrega otro tipo de bienestares, los que se manifiestan a partir de elementos como la gestión eficiente de la energía, clave para el funcionamiento de los sistemas de frenado regenerativo, o bien, mediante características orientadas a disminuir la huella ambiental para un entorno más saludable.

Junto con lo anterior, han surgido compromisos para la reducción de las emisiones. Ámbito en el que el transporte vertical también está llamado a participar para evitar los efectos del cambio climático. Un ejemplo es el que brinda la iniciativa Science Based Targets (SBTi), para determinar las acciones necesarias que las empresas pueden realizar para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París y que, apalancados por estructuras de gobernanza que buscan avanzar en materia de sostenibilidad, pueden marcar una diferencia significativa en la gestión empresarial para el medioambiente.

Por eso, en un mundo que continúa expandiéndose hacia arriba, ya no solo es importante contar con equipos que ayuden a resolver las necesidades de desplazamiento inmediatas: debemos promover una perspectiva integral que permita comprender los alcances de nuestras decisiones en el ámbito del desarrollo urbano y su impacto social y medioambiental, para seguir construyendo sin importar los desafíos y niveles.

 

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