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  • Un informe publicado por la consultora y la institución destaca las estrategias que están utilizando diferentes países para aumentar la eficiencia y sostenibilidad en sus formas de producir alimentos y advierte sobre la necesidad de encontrar soluciones rápidamente para abastecer a la población mundial.

Santiago, febrero. En la actualidad, los sistemas alimentarios están muy lejos de poder abastecer a una población cada vez mayor, aumentar la resiliencia frente al cambio climático y apoyar el desarrollo de los agricultores. Según un nuevo informe de Bain & Company y el Foro Económico Mundial, nos estamos quedando sin tiempo para solucionarlos, y es imperativo aplicar todas las transformaciones necesarias para hacer cambios a nivel local.

«Con menos de ocho ciclos anuales de siembra hasta los objetivos climáticos de 2030, el ritmo de cambio no es lo suficientemente rápido como para satisfacer las necesidades del planeta», dijo Vikki Tam, socia y líder de la práctica global de Impacto Social de Bain & Company. «Tendrá que haber una colaboración más eficaz de múltiples partes interesadas para comprender, evaluar y navegar por las compensaciones en las complejas transformaciones del sistema alimentario”, señaló.

Países pioneros en la transformación de sistemas alimentarios

El informe de Bain y el Foro Económico Mundial extrae lecciones de siete países de África, Asia y América, que ha innovado en este aspecto, mostrando las acciones e inversiones necesarias para crear un cambio en cómo producimos alimentos a nivel mundial.

Etiopía, India, Vietnam y Ghana muestran el rol fundamental que desempeñan los gobiernos a la hora de catalizar la transformación de los sistemas alimentarios en los países en desarrollo y emergentes, y cómo estos pueden obtener mejores resultados liberando el potencial de las pequeñas y medianas empresas, en particular las que están vinculadas a los agricultores y operan en las cadenas alimentarias locales.

Por otro lado, países como Argelia han recurrido a la innovación para mejorar los resultados en materia de productividad, sostenibilidad y nutrición. Con sólo un 17% de tierras aptas para la agricultura, la nación ha fortalecido enormemente la seguridad alimentaria frente a sus limitaciones en la disponibilidad de agua, invirtiendo en innovadores sistemas de riego para impulsar la eficiencia y la elección de cultivos específicos orientados a reducir las emisiones.

Los ejemplos de Canadá y Nueva Zelanda ilustran cómo implementar la producción de alimentos respetuosa con la naturaleza e inteligente con el clima, centrándose especialmente en las ventajas económicas para los productores.

Desafíos para los próximos años

Aunque cada uno de estos ejemplos muestra focos de éxito en el último tiempo, ningún país ha cambiado completamente los comportamientos de consumo para mejorar la salud y el medio ambiente.

Los retos actuales del sistema alimentario exigen actuar simultáneamente sobre muchas palancas, como las políticas gubernamentales, las asociaciones público-privadas, la financiación, la innovación tecnológica, la acción corporativa y empresarial, y las coaliciones de múltiples partes interesadas. Cada perfil de país pionero representa valiosos ejemplos de cambio a gran escala y a nivel nacional. En conjunto, demuestran el potencial de estas palancas si se aplican simultáneamente y con mayor urgencia. El éxito depende ahora de que cada país actúe.

«Las empresas tienen un papel fundamental para fomentar la adopción por parte de los agricultores de prácticas climáticamente inteligentes y positivas para la naturaleza, creando las señales de demanda necesarias en qué y cómo consumimos”, agregó Marcial Rapela, socio y director de Bain & Company en Santiago.

 

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Equipo Prensa
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