Estos tienen que ver con el desconocimiento y complejidad, el valor percibido versus el riesgo percibido, la confianza implícita, las repetitivas configuraciones de privacidad y las implicancias que esto conlleva a personas, instituciones y reguladores.
Todos quienes disponen de un dispositivo móvil, en más de una ocasión, aceptan la configuración de privacidad al descargar una nueva aplicación al celular, como podría ser Facebook, LinkedIn, YouTube e Instagram. Llevando esta acción al ámbito presencial un ejemplo cotidiano es cuando se proporciona el rut en el supermercado.
Pese a que las personas expresan preocupación por la privacidad de sus datos o información personal, en la práctica no siempre actúan de manera consistente con estas preocupaciones. De esto se trata la paradoja de la privacidad.
“Este fenómeno consiste en la discrepancia entre la preocupación declarada por la privacidad y nuestro comportamiento real en línea, pues, aunque muchas personas afirman valorar su privacidad y estar preocupadas por la seguridad de sus datos, frecuentemente comparten información personal en plataformas digitales, sin tomar medidas adecuadas para protegerla”, sostiene el director académico del diplomado en Gestión de Protección de Datos que dicta la unidad de Educación Ejecutiva (UEjecutivos) de la FEN U. de Chile.
Factores a considerar
Existen diversas explicaciones que ayudan, contribuyen o habilitan la existencia de la paradoja de la privacidad. Lagos asegura que conocerlas puede ayudar a generar conciencia respecto de ellas.
La primera es el desconocimiento y complejidad. En este aspecto, “muchas personas no comprenden completamente cómo se recopilan, almacenan y utilizan sus datos, ni las implicaciones de estos procesos, que se conoce como el ciclo de vida del dato”, dice.
Otro factor es el valor percibido versus el riesgo percibido. En este ámbito, el docente explica que los usuarios tienden a valorar los beneficios inmediatos de compartir información, tales como el acceso a servicios gratuitos, personalización de experiencias, más que los riesgos potenciales, tal como es el caso del uso indebido de datos o violaciones de privacidad. No hay que olvidar que la gratuidad no existe y nuestros datos son el valor final.
La confianza implícita que se le otorga a las empresas en que gestionarán los datos de manera responsable, a pesar de que no siempre existe justificación, es otro elemento a considerar, indica.
“La repetitiva necesidad de gestionar configuraciones de privacidad y leer políticas de privacidad puede llevar a la fatiga y a que los usuarios acepten términos sin revisarlos adecuadamente”, destaca.
De igual manera, sostiene que las implicancias están directamente relacionadas con las personas, las empresas e incluso a los reguladores. “Para las personas implica mayor exposición a riesgos de seguridad y violaciones de datos personales; para las empresas, entender que deben proteger los datos de los usuarios y colaboradores; para los reguladores, el diseño de políticas y regulaciones que protejan a los consumidores, considerando que el comportamiento de los usuarios no siempre refleja sus preocupaciones declaradas”.
Estrategias para abordarla
Lagos declara que para encarar este fenómeno las estrategias se relacionan con la educación y concienciación. Es necesario “informar a los usuarios sobre la importancia de la privacidad y cómo proteger sus datos. También, se deben implementar configuraciones de privacidad más seguras por defecto para minimizar el riesgo; hacer que las políticas de privacidad y las opciones de configuración sean claras y fáciles de entender; y proporcionar herramientas que faciliten la gestión de la privacidad y la seguridad de los datos personales”.
El docente destaca que la paradoja de la privacidad “es un área de interés y estudio continuo en el campo de la ciberseguridad y la protección de datos, y entenderla mejor puede ayudar a desarrollar mejores prácticas y políticas que protejan la información personal de manera más efectiva”.
Equipo Prensa
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