Columna de opinión de Denis Riquelme, profesor del Departamento de Electrotecnia e Informática de la USM, experto en luminotecnia.
Cada 16 de mayo se celebra el Día Internacional de la Luz, fecha que busca promover el papel fundamental que desempeña en la ciencia, la cultura, el arte, la educación y el desarrollo sostenible. Esta celebración destaca su importancia como recurso vital y fuente de inspiración en diversas áreas de nuestra vida.
La luz es mucho más que una simple iluminación en nuestras casas o una herramienta para ver el mundo que nos rodea. Desde las primeras aplicaciones en el alumbrado público, se ha convertido en la impulsora de una revolución en la forma de vivir de la sociedad, es una fuerza poderosa que impulsa avances científicos y tecnológicos, y nos permite explorar y comprender el universo que habitamos.
En el campo de la ciencia, la luz ha sido fundamental para revelar los secretos del cosmos, se ha utilizado la luz para estudiar las estrellas, las galaxias y otros objetos celestes. Gracias a estas investigaciones, hemos podido comprender mejor el origen del universo, la formación de las estrellas y la presencia de fenómenos astronómicos fascinantes.
La luz ha sido una fuente de inspiración en el campo del arte y la cultura. Los pintores, fotógrafos y diseñadores han explorado la luz en todas sus formas para crear obras impactantes y transmitir emociones. La luz y el color se combinan para crear atmósferas, resaltar detalles y capturar momentos únicos que perdurarán en el tiempo.
En los últimos años existe una mayor conciencia de los efectos biológicos, emocionales y visuales que la iluminación tiene en las personas. La iluminación tiene un efecto directo en el ritmo circadiano, también conocido como reloj biológico, donde la luz actúa como la señal sincronizadora de los seres vivos y cualquier alteración en ella genera cambios a nivel biológico y endocrino en las personas. A nivel ambiental, la contaminación lumínica, puede afectar la vida y ciclos biológicos de la flora y fauna de zonas expuestas, afectando nuestra biodiversidad. Lo anterior unido al desarrollo de la iluminación LED genera nuevas interrogantes en el campo de la iluminación y cómo esta tecnología afecta a las personas y al ambiente.
En el ámbito educativo, el Día Internacional de la Luz ofrece una oportunidad para promover la enseñanza de la óptica y la ciencia de la luz en las escuelas. La comprensión de los principios fundamentales de la luz nos ayuda a comprender mejor el mundo que nos rodea y a despertar la curiosidad científica en las nuevas generaciones.
Asimismo, su uso responsable y la adopción de tecnologías más eficientes y sostenibles son temas clave en el desarrollo sostenible. La iluminación eficiente puede reducir el consumo de energía y las emisiones de carbono, contribuyendo así a la protección del medio ambiente.
El Día Internacional de la Luz nos invita a reflexionar sobre el impacto que ésta tiene en nuestras vidas y tiene como propósito seguir promoviendo la investigación y su importancia en la ciencia, la cultura, el arte, la educación y el desarrollo sostenible.
Equipo Prensa
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