• Lo plantea la doctora en Ciencias de la Corrosión de la Universidad Victoria de Manchester, Inglaterra, Maritza Páez.
  •  Junto a investigadores de la Fuerza Aérea y la Universidad de Santiago trabaja en estudio sobre aleaciones de aluminio con litio y otros metales para naves espaciales
  • Es miembro de la Academia Chilena de Ciencias y es profesora de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago.
 
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Un consorcio formado por estados sudamericanos para la explotación del litio y otros metales propone la doctora en Ciencias de la Corrosión de la Universidad Victoria de Manchester, Inglaterra, Maritza Páez, que se especializa en la investigación de aleaciones de aluminio destinadas a la industria de la aeronavegación espacial y otras aplicaciones.

Miembro de la Academia Chilena de Ciencias y profesora de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago, considera que esta asociación regional debiera ser materia de una política de Estado, respecto del uso de los recursos con que cuenta el país.

En este sentido, considera que la licitación del litio que se acaba de adjudicar en Chile no ofrece garantías de que producirá un beneficio sostenible para la nación.

A su juicio, se realiza sin tomar en cuenta el conjunto de variables que se verán afectadas por la explotación del litio en las condiciones pactadas. A su entender responde a una óptica economicista no abordando la complejidad del tema: “¿Cuál es la motivación que está detrás de acciones como la licitación del litio? ¿Es realmente una inversión para generar soluciones económicas a nuestra sociedad?. A mi entender no lo es.  Muy distinto sería si el propósito desde su concepción se enfocara en ámbitos asociados al desarrollo sostenible de nuestra matriz económica-productiva y social”.

Desde su punto de vista, los recursos percibidos por el Estado chileno producto de la licitación debieran ser destinados a ciertos aspectos que considera básicos.

Entre ellos menciona una fuerte inversión en educación que cambie el concepto de ella “y pase de la mera instrucción a una formación que cambie el comportamiento de Chile como sociedad, pues la instrucción en sí misma no consigue hacer individuos más conscientes”.

 

Respeto ambiental mejora competitividad

Enseguida cree se debiera efectuar gasto en lo que denomina “Inversión en Desarrollo social-territorial_resiliencia: se debe reconocer capacidades y demandas de los territorios, identificando los agentes, y cocreando con la participación ciudadana los ecosistemas económicos, sociales, productivos, innovadores y de emprendimiento, que permitan el desarrollo de sociedades más justas y resilientes,  con un claro reconocimiento del territorio y su gente. Somos diferentes, pero todos podemos desarrollarnos con equidad”.

A esto suma que en su opinión los ingresos obtenidos por Chile de la licitación del litio debiera dar lugar a un fuerte incremento en los fondos asignados a ciencia y tecnología: “es más que importante si queremos dar el salto cuántico darle valor agregado a nuestros recursos naturales, preparando nuestro capital humano avanzado e incorporando más tecnología y eficiencia a nuestros procesos productivos y de gestión. Ojalá que pudiéramos darle valor agregado al litio desarrollando tecnología en un círculo virtuoso. Invirtamos dinero en ciencia y tecnología. No como una menudencia para dejar contento a los científicos, porque aquí en Chile aún se ve a la ciencia y la tecnología como el hermano pobre, lo que no debería ser”.

Por otro lado, advierte que si procesos como la licitación del litio no se producen de manera adecuada pueden acarrear “la explotación descontrolada de nuestros productos naturales y conducir a un desastre ambiental y económico”.

Al respecto se pregunta: “¿Pueden las industrias con grandes huellas ambientales, como la minería, operar de manera sostenible? Esa es la pregunta central de una gran cantidad de nuevos descubrimientos de minerales y menas. Si los procesos de extracción se aplicaran de manera inteligente, compensando las externalidades negativas hechas al planeta, como la contaminación de suelos, aguas y atmósfera, se podrían alcanzar logros de sustentabilidad y de metas ambientales y NDC (Sigla en inglés de Nationally Determined Contributions, traducida al español como ‘contribuciones determinadas a nivel nacional’) comprometidas por Chile en el Acuerdo de París, en concordancia con la Agenda 2030”.

A su entender si se procediera de manera correcta “las huellas hídricas y de carbono de los productos agregados resultantes de nuestros recursos naturales serían más bajas que las de otros productos existente en el mercado internacional. Con las regulaciones ambientales del futuro, el efecto de reducir considerablemente el impacto ambiental en los procesos de extracción y producción de los productos nacionales incidirá directamente en mejorar la apertura hacia otros mercados y nos hará más competitivos a nivel internacional”.

La gran ventaja de Chile

En su criterio todo esto debería estar contemplado en una política de Estado de la cual, la licitación fuera parte y que esta no fuera una medida aislada desconectada del contexto en que se aplica.

Desde su punto de vista, tal formulación estratégica debería incluso trascender fronteras nacionales y desarrollar la cooperación con países vecinos: “Si nosotros tuviéramos una política de Estado de fortalecer, de dar un valor agregado sustantivo a nuestro litio, promoveríamos la asociación estratégica con otros países del continente. Brasil, por ejemplo, podría proveer de bauxita o aluminio, nosotros aportamos litio, aportamos cobre y energía eléctrica. La energía fotovoltaica del desierto de Atacama”.

Admite que una alianza de estas características puede parecer utópica, pero ella la encuentra posible: “Si fuéramos inteligentes y dejáramos nuestras diferencias políticas y sociales y nos uniéramos en un gran proyecto, podríamos generar por ejemplo una planta de aluminio en el desierto de Atacama. Yo creo que si la meta fuera realmente sacar a nuestros países del subdesarrollo esa unidad sería completamente posible. Somos un continente pobre, entonces la solución inteligente es decir cómo podemos en conjunto los países de Latinoamérica llegar a una fórmula que nos beneficie a todos”.

El mecanismo a través del cual cree que esto podría materializarse sería la configuración de un consorcio supranacional: “la generación de plantas e industrias en Chile tiene la ventaja del desierto de Atacama, que es una región puente para la generación de energía eléctrica mucho más barata”.

Litio para colonización planetaria

Considera además que una operación como la licitación del litio debe hacerse cargo de sus efectos en todos los aspectos, como su impacto en las comunidades: “Supongamos que logramos ponernos de acuerdo con los países que nos rodean para instalar una planta de generación de aluminio/litio en Atacama. En ese caso tienen todo el derecho los atacameños de protestar porque estaríamos ensuciando su hábitat”.

Ante eso propone medidas de mitigación de impacto comparable instalando, por ejemplo, centros de formación en las áreas afectadas que lleven a elevar su valor: “generar centros educacionales cerca de estas plantas. Por ejemplo, universidades politécnicas y formar gente en las áreas que se necesitan para dar un valor agregado mucho más interesante a los materiales que se estén produciendo”.

La doctora Páez es parte de un estudio sobre aleaciones de aluminio con litio y otros metales para su uso en aeronáutica y navegación espacial. En este trabajo también intervienen otros investigadores de la Universidad de Santiago y la Fuerza Aérea de Chile.

Se trata de un campo en que la demanda de litio y por tanto la incumbencia de Chile es creciente: “Lo que hasta hace no mucho era ciencia ficción hoy ya no lo es. Si pensamos que va a haber una colonización planetaria, vamos a necesitar vehículos aeroespaciales y lo más probable es que sean construidos con aleaciones de aluminio y contenido de litio”. (Por Gonzalo Rojas Donoso. Llambías Comunicaciones).

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Equipo Prensa
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