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La escasez de chips informáticos ha causado estragos en las cadenas de suministro mundiales durante más de dos años. Ahora, su fin está a la vista. No obstante, la recuperación será desigual. Desde Bain & Company proyectamos que algunas industrias empezarán a ver mejoras a finales de este año, mientras que otras podrían no pasar la página hasta 2024 o más tarde.

Anticipamos que los cuellos de botella en el suministro en los sectores automotriz e industrial comenzarán a mejorar a finales de 2022 y principios de 2023. Esto se debe a que los semiconductores más utilizados en estos productos verán aumentar significativamente la capacidad de fabricación en los próximos 9 a 12 meses, gracias a la entrada en línea de nuevas fábricas.

Por otro lado, esperamos que la escasez obstaculice varios sectores hasta 2024, incluidas las consolas de juegos y los servidores informáticos, por su aumento de demanda durante la pandemia de Covid-19. Estos proveedores carecen de los recursos financieros para construir sus fábricas de sustrato lo suficientemente rápido para satisfacer la creciente demanda. Los chips de vanguardia que dependen de estos sustratos constituyen casi el 50 % de los semiconductores que se utilizan en los servidores y más de la mitad de los que se utilizan en las consolas de juegos.

Dado que este problema persistirá en un futuro previsible, muchas empresas están dejando de lado las tácticas de respuesta y han comenzado a construir una estrategia de suministro de semiconductores flexible y con visión de futuro. Las compañías líderes están adoptando un enfoque doble que realiza inversiones audaces para hacer frente a las interrupciones de suministro a corto plazo y prepararse para la resiliencia a largo plazo.

En el corto plazo, las empresas deben tener foco en rediseñar los productos existentes para minimizar o eliminar su exposición a la escasez de componentes. En el caso de los chips, esto puede implicar la eliminación de funciones no esenciales respaldadas por productos no disponibles, la minimización de la personalización o la calificación de piezas. Otra estrategia es dar forma a la demanda para acomodar su oferta, orientando a los clientes hacia los productos disponibles, ya sea subiendo el precio de los productos afectados por la escasez o promocionándolos en mayor medida.

En el largo plazo, será importante perfeccionar constantemente sus productos para aumentar su capacidad de recuperación, idealmente comenzando en las primeras etapas del desarrollo del producto y antes de que se produzca una interrupción del suministro. A ello se suma el desarrollo de capacidades para profundizar en la cadena de suministro, en especial aquellas relacionadas a la trazabilidad, y las inversiones en innoovación en la cadena de valor.

Si bien el fin de la escasez de chips traerá un suspiro de alivio a los ejecutivos, debemos reconocer que los choques dentro de la cadena de suministro no dejarán de producirse. Para eso, es necesario que actuemos con rapidez para reforzar la capacidad de recuperación y podamos posicionar a nuestras organizaciones de la mejor manera para la próxima crisis.

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Equipo Prensa
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