- Juan Pablo Del Sante convirtió una antigua pastelería del sector Oriente de Santiago en un pujante negocio de barquillos, cuyas ventas hoy se realizan en hasta un 60% por canales digitales. Ahora, quieren abrir una Dark Store y aumentar la cobertura de tiendas propias.
- Cristobal Salom, en tanto, pasó en poco tiempo de la producción de eventos y su veta de DJ, a comercializar pescados y mariscos a través de apps y e-commerce, negocio que le permitió sobrevivir económicamente a la pandemia.
Santiago, 25 de octubre de 2021 – Juan Pablo Del Sante y Cristóbal Salom no solo tienen en común el hecho de ser emprendedores. También comparten el haber tomado rumbos que años atrás no habrían imaginado, dadas sus respectivas profesiones.
Juan Pablo, ingeniero comercial, es hoy el cerebro detrás de “Barquillería”, un emprendimiento de elaboración y venta de barquillos. Cristóbal, en tanto, es periodista de profesión, pero estuvo dedicado por años a la música. Luego, en plena pandemia, se reinventó con “Mallorca”, una tienda de pescados y mariscos. Ambos, en el contexto de la Semana de la Pyme, relatan sus experiencias emprendedoras.
“El delivery nos salvó en pandemia”
“Era 2017 y me había quedado sin trabajo. Mi amigo Gerardo Délano, a quien conocía del colegio y también se encontraba cesante en ese momento, me comentó que estaba a la venta una antigua pastelería de su familia ubicada en Vitacura”, recuerda Juan Pablo sobre el origen del negocio, que en primera instancia se materializó en la dulcería “AM”, de la que luego nacería Barquillería.
“Corría 2019 y yo estaba cien por ciento dedicado al marketing y la música. Era DJ y estaba ligado a la producción de eventos. Naturalmente, con el estallido social y la pandemia, mi trabajo se vio fuertemente afectado. Pensé que esto iba a durar un par de semanas o, a lo más, uno o dos meses, pero luego me di cuenta de que debía buscar un nuevo camino laboral. Tuve que reinventarme rápidamente”, explica, por su parte, Cristóbal Salom.
Así, previo a estos emprendimientos, ninguno de ellos tenía experiencia en el área gastronómica o de alimentos. “Mi único vínculo con ello era que mi madre es chef”, cuenta Juan Pablo, quien hasta antes de esta etapa se desempeñaba como product manager en una importante empresa nacional.
En el caso de este último, para comenzar su negocio le pidió a su esposa un plazo de seis meses para emprender; se asoció con su amigo Gerardo, hizo contactos con distintos barquilleros y experimentó con una y otra receta. “En un principio, con Gerardo queríamos vender tortas de milhojas, confites y productos tradicionales chilenos. Pero no nos fue muy bien, durante siete meses el negocio no nos daba nada, estuvimos a punto de tirar la toalla”, dice.
“Luego mi señora me dio la idea de hacer barquillos. A priori no me convenció la idea, pero luego me di cuenta de que podría ser un buen negocio, sobre todo porque era un mercado muy pequeño; eran pocos actores los que hacían barquillos gourmet en ese minuto, pero nunca como nosotros los llegamos a hacer”, declara.
Con el paso de los meses y la orientación de familiares -quienes eran los encargados de degustar y aprobar las dulces creaciones-, el emprendimiento pasó de tener tres empleados y una tienda física, a contar con 55 trabajadores, tres locales y dos fábricas especializadas.
“La cosa se disparó, la gente comenzó a conocer nuestro producto y a identificarse con él, y había quiebres de stock, aunque estuvimos nueve o diez meses sin pagarnos sueldos y cinco meses sacando de nuestros bolsillos para pagarles a los trabajadores”, asegura.
A finales del año pasado dieron un paso que sería decisivo para sobrevivir a la pandemia: aliarse con Rappi. Actualmente, gracias a su apuesta por el canal online, entre un 50% y un 60% de las ventas de Barquillería se realizan a través de apps.
«Tenemos la política de que el consumidor de Rappi es igual que el consumidor que va a la tienda, por lo que no tenemos diferencias de precios. Al final, sabemos que esto va hacia el tema del delivery y las plataformas digitales, y en el futuro estamos pensando que las tiendas deberán acomodarse al cliente Rappi y de plataforma, incluso planeamos abrir una Dark Store», afirma el co-fundador de Barquillería.
Sin embargo, durante la emergencia sanitaria por el COVID-19, en esta PyME rondaba tanta incertidumbre como en el resto de los comercios. “Llegada la pandemia teníamos solo dos tiendas y una cocina de producción, y un día tuvimos que reunir a todos los trabajadores y advertirles que la cosa se podía poner difícil. Pero con Gerardo pensamos que no podíamos quebrar, teníamos que hacer algo, por lo que decidimos apostar fuertemente por lo digital. Para ello nos aliamos a distintas aplicaciones y levantamos un e-commerce propio”.
Gracias a esa idea, dice, no solo se pudieron evitar despidos sino que lograron hacer crecer el negocio. “En ese minuto la venta por delivery era entre un 80% y un 90%, o sea, a nosotros nos salvó el delivery en la pandemia. Después desarrollamos una estrategia para hacer que el delivery fuese un componente importante en nuestra empresa. Más tarde, en septiembre de 2020, tuvimos ventas históricas a través de plataformas.
Por ello, el emprendedor considera que “la pandemia nos hizo trabajar más rápido de lo que estábamos trabajando para poder subirnos al tren digital”.
De los eventos al delivery
El caso de Cristóbal Salom también es una historia de reinvención. “Lo primero que tuve fue el nombre: Mallorca, que es la isla española de donde proviene mi apellido. Luego vinieron los posibles rubros: pensé en una imprenta y hasta en una empresa de transportes, pero luego observé que el delivery era uno de los pocos negocios que estaba funcionando en pandemia”, sostiene Cristóbal Salom, al rememorar los inicios de “Mallorca”, el negocio de pescados y mariscos que, según dice, lo acompañó en uno de los momentos más difíciles de su vida laboral.
En ese entonces, en pleno 2020, el estallido y la crisis sanitaria lo obligaron a cerrar su tan preciada productora de eventos, un negocio que vio crecer por años y que le permitió desarrollar su veta de DJ.
“Pero tenía el furgón de la productora y un congelador. Entonces se me ocurrió vender pescados y mariscos ¿Por qué esos productos? Lo pensé por el nombre, Mallorca, y lo relacioné con el Mediterráneo. Además, soy fanático de los productos del mar. En un mes armé todo: hice la investigación de mercado, creé la marca e imagen, busqué a los proveedores… Fue rápido, no había tiempo que perder”, afirma Cristóbal.
Pasaron apenas dos semanas y el empresario ya tenía lista su alianza con Rappi. “Uso mucho Rappi, soy fan, y quería que mi negocio estuviera en Rappi. Busqué la forma de llegar a la plataforma y en seguida tuve muy buena respuesta”, señala.
Al ser consultado sobre cómo las plataformas digitales han beneficiado a Mallorca, el empresario cuenta que estas “han potenciado mucho el negocio, representan casi un 30% de la venta”.
En ese sentido, opina que “es súper considerable cuánto apoya esta unidad de negocios al funcionamiento de la marca, sobre todo en eventos importantes como Navidad, Fiestas Patrias y Semana Santa. Hay mucho movimiento en estas apps, entonces estar aliado a ellas es súper importante, tanto a nivel de venta como de construcción de marca. Mientras más visibilidad tengas en estas plataformas, más construyes tu marca”.
Pero, así como durante estos meses vio crecer la marca Mallorca, Cristóbal también encontró la oportunidad de revivir su otro emprendimiento. “Gracias a la reactivación de los eventos en el último tiempo, la productora volvió”, cuenta. “De todas formas -agrega-, a Mallorca le tengo mucho amor y un cariño tan, tan grande. Fue el negocio que me hizo subsistir todo este tiempo, realmente me levantó de un momento complicado para mí. Además, funcionó en un momento tan difícil para el mundo. Es algo que siempre voy a tener conmigo”.
Sebastián Waldmann, gerente de Consumo Masivo de Rappi, explica que la categoría de tiendas especializadas “ha crecido más del doble desde que empezó la pandemia, siendo la Zona Oriente de la Región Metropolitana y Santiago Centro los sectores donde se ha incrementado con mayor fuerza”. De hecho, durante 2021 se sumaron más de 200 comercios de este segmento a la app.
“Estas cifras llegan a confirmar la realidad que muchas personas vivieron durante los periodos más duros de la pandemia y la necesidad y, a la vez, oportunidad que vieron de levantar un emprendimiento dado el difícil escenario económico. En ese sentido, el canal online logró convertirse en un gran aliado para el mundo del emprendimiento, no solo para aquellos negocios más consolidados, sino también para aquellos que estaban recién partiendo”, sostiene Waldmann.
Acerca de Rappi
Fundada en 2015 y con más de 100 millones de descargas, Rappi es la primera SuperApp Latinoamericana presente en 9 países y más de 250 ciudades de la región. Rappi brinda una experiencia que permite a los usuarios ordenar una gran variedad de bienes y servicios. Adicional a los envíos tradicionales, los usuarios también pueden tener entregas en menos de 10 minutos, acceder a servicios financieros, así como antojos y favores que son opciones únicas en su tipo. En Chile cuenta con más de 10.000 comercios aliados, más de 15.000 repartidores independientes y está presente en 14 ciudades. https://global.rappi.com/
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