Por Leidivino Natal, CEO global de Stefanini Cyber y Amir Samoiloff, CEO de SIGA
La seguridad digital se encuentra en un punto de inflexión crucial que exige no solo una revisión profunda de las estrategias existentes, sino también un cambio de paradigma hacia enfoques más integrales y resilientes, pues con el acelerado ritmo de la transformación digital, la infraestructura crítica de servicios esenciales, que incluye desde el suministro de agua y energía hasta el sector financiero, está más expuesta que nunca.
La conectividad global y la integración de tecnologías avanzadas como el Internet de las Cosas (IoT) y la computación en la nube han incrementado significativamente la eficiencia empresarial, pero también han abierto la puerta a riesgos sin precedentes. Los ataques cibernéticos son cada vez más frecuentes y sofisticados, y las empresas se enfrentan al desafío de proteger sistemas que ya no operan de manera aislada, sino interconectados y vulnerables.
En este contexto, surge la ciberseguridad orientada a procesos como un enfoque innovador y necesario. A diferencia de las soluciones tradicionales, que se centran en sistemas de red y activos de TI, esta propuesta aborda una dimensión crítica: la protección directa de los procesos físicos que sustentan las operaciones.
Estas capas físicas, que incluyen variables como temperatura, presión y movimientos mecánicos, suelen estar desprotegidas debido a su incapacidad para autenticar o cifrar información. Sin embargo, son componentes fundamentales en las operaciones críticas, y su vulnerabilidad representa un punto de acceso para ataques como ransomware, inyecciones de datos falsos o ataques tipo Aurora.
La ciberseguridad orientada a procesos ofrece una visión más amplia y detallada, permitiendo detectar anomalías en tiempo real al comparar los parámetros operativos con condiciones de referencia. Esto no solo mejora la detección, sino que también fortalece las capacidades de contención, al permitir un aislamiento rápido de los sistemas comprometidos sin afectar la operación en su totalidad.
El creciente nivel de sofisticación de los ciberataques no deja espacio para la complacencia. La ciberseguridad orientada a procesos cierra brechas críticas que las capas programables tradicionales no pueden abordar, fortaleciendo la protección integral de las infraestructuras operativas críticas.
En un mundo donde la continuidad de los servicios esenciales depende de nuestra capacidad para anticipar y mitigar riesgos, este enfoque se convierte en un pilar fundamental para garantizar no solo la sostenibilidad del negocio, sino también la confianza en los sistemas que sustentan nuestra vida diaria. Es hora de actuar con decisión y adoptar soluciones que nos preparen para los desafíos del futuro, porque en la ciberseguridad, quedarse atrás no es una opción.
Equipo Prensa
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