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Santiago de Chile, 19 de octubre de 2022

Los retos del talento han pasado a ocupar un lugar cada vez más importante dentro de las organizaciones. Asistimos a un cambio de paradigma en el que ya no son las empresas las que eligen personas sino las personas las que eligen empresas. Y lo hacen cuando nos escogen como lugar para trabajar pero también todos los días que se levantan y se comprometen con su trabajo diario.

En este contexto, creemos que la creatividad es clave. La creatividad emerge de la interacción entre los individuos y, por tanto, es una acción que, en todo momento, ocurre en las relaciones interpersonales. Así, la creatividad se convierte en una herramienta muy poderosa para los departamentos de Recursos Humanos.

En un entorno tan inciertos como este, impulsar la creatividad se presenta como una necesidad para el desarrollo sostenible de los negocios. ¿Pero cómo aplicarla? Un informe de la consultora en comunicación, marketing digital y asuntos públicos Llorente y Cuenca (LLYC) identifica siete claves de la metodología para enfrentar con mayor creatividad los desafíos de las personas.

  1. Singularidad: abraza tu realidad

La creatividad no es un proceso lineal y no todas las personas la trabajamos o llegamos a ella de la misma manera. Pero sí hay algo que podemos destacar: para que la creatividad realmente transforme las relaciones con las personas, en especial con nuestro talento, debemos impulsar una búsqueda obsesiva para encontrar nuestra propia SINGULARIDAD, para abrazarla y aceptarla.

Encontrar eso que nos hace únicos y que nos diferencia de la competencia es un proceso de sinceridad. Se trata de mirarse al espejo y enfrentarnos a lo bueno y lo malo. Porque construir desde la verdad siempre será la clave para construir relaciones duraderas.

Para encontrar nuestra singularidad es importante identificar lo que somos, pero aún más importante es saber lo que NO somos. Conocer nuestras fortalezas y nuestras debilidades nos permite despegarnos del miedo de no tener aquello que nos falta, y acercarnos más a eso que nos hace diferentes. Este proceso de conocimiento se transforma en una virtud de crecimiento y nos permite conectar mucho mejor con el talento a través de nuestra esencia.

  1. Radicalidad: llévala al extremo

Según la RAE, radical es aquello perteneciente o relativo a la raíz, aquello fundamental o esencial. Olvidemos las connotaciones negativas, la radicalidad nos permite tomar eso que hemos encontrado y llevarlo al máximo. La radicalidad nos lleva a no limitar el poder de las ideas, a no quedarnos a mitad de camino.

Todo se diluye. Por eso, hasta las ideas más atrevidas cuando salen de una sala de reuniones acaban pasando desapercibidas. Cuanto menos fieles seamos a nuestra singularidad, cuantos más adornos o apellidos le pongamos a lo que somos, más capacidad tendrá la idea de disolverse en el tiempo.

Palabras como flexibilidad, autonomía, conciliación, innovación y desarrollo profesional son conceptos que caben en muchas organizaciones. Si no nos diferencia, no sirve. La radicalidad nos ayuda a salir de estos espacios comunes y elevarlos a conceptos mucho más interesantes que tengan un impacto real en nuestra relación con el talento.

  1. Conoce a tu talento: la importancia del contexto y la empatía

Como adelantamos en la introducción asistimos a un cambio de paradigma en el ámbito de los recursos humanos. En un contexto en el que las tasas de rotación de las compañías no paran de crecer, en el que el compromiso de los empleados está en mínimos históricos y en el que existe un gran desajuste entre las necesidades de captación y la capacidad de atraer talento de las organizaciones, el poder en la toma de decisiones ha virado de las empresas a los profesionales. Son las personas las que eligen empresa. Podemos decir que los procesos de selección han desaparecido de la forma en la que los conocíamos y nos encontramos ante procesos de mutuo conocimiento.

Esto tiene implicaciones directas en la forma en la que pensamos y definimos nuestra estrategia de talento. Habitualmente, caemos en la tentación de comenzar a definir nuestras soluciones poniendo por delante el desafío corporativo, lo cual es un error. En el momento actual, ser capaces de ponernos en la piel del talento, de comprender y hacer nuestras sus preocupaciones será clave para llegar a soluciones más efectivas. Hay que transformar la actual visión “company centric” a una visión “people centric” porque la respuesta a los desafíos pasa, necesariamente, por los profesionales.

La creatividad nacerá entonces del entendimiento. Cualquier proceso de transformación en la relación con nuestro talento, comienza por comprender cuáles son sus necesidades y sus preocupaciones.

Debemos tener cuidado, eso sí, con quedarnos en los datos. Se trata de hacer un ejercicio de empatía para comprender qué tensiones está viviendo.  ¿Cómo es nuestro candidato ideal? ¿Cómo se comporta? ¿Qué le interesa? ¿Qué le preocupa? ¿Cómo es su entorno? ¿En qué contexto realiza su trabajo? Son algunas de las preguntas que debemos hacernos al momento de enfrentarnos a un proyecto en relación al talento.

  1. La magia del insight

Este profundo conocimiento de nuestro talento y nuestro contexto deberá darnos el marco para trabajar en lo que nosotros llamamos la “magia del insight”. Leo Burnett, uno de los empresarios más destacados del sector de la publicidad, afirmaba que «un insight debe ser algo que la gente no sabía que sabía de sí misma». Es decir, un insight es una oportunidad de conectar emocionalmente con las personas desde una mirada mucho más cercana.

Por lo tanto, no sólo es un dato, sino una intuición que conecta con la realidad. Tampoco es una nueva información sino una reinterpretación de la información que hace a las personas ver algo como nunca antes lo habían visto. Un insight es una visión que sorprende pero a la que no podemos decir que no.

Encontrar esa percepción sirve para comprender mejor al talento, dota a las compañías de la base de su relato y les ayuda a definir su estrategia y plan de acción de acuerdo a ese descubrimiento.

  1. Encuentra tu oportunidad singular

Más importante que encontrar el insight es decidir lo que hacemos con él. El desafío está en conectar el punto en común entre las compañías y sus profesionales actuales o futuros: “¿qué es eso qué buscan y que yo puedo ofrecerles?”

Llega el momento de pasar del análisis y la reflexión a la acción. Se trata de estresar los hallazgos obtenidos, de probarlos, de retarlos, amplificarlos, de hacerlos evolucionar. Existen algunos trucos para trabajar de esta forma. Uno de los más habituales es utilizar en tus procesos de ideación la técnica del ¿Y si…?.

Se trata de generar una lista de preguntas provocativas que comienzan con esta estructura. Esta técnica ayuda a descubrir ideas innovadoras al favorecer el pensamiento lateral y el descubrimiento de encontrar soluciones que no se habían probado hasta ahora.

Además de la técnica del  “¿Y si…?” para trabajar con los insights, solemos aplicar una estructura de pensamiento que nos ayuda a comprobar que el proceso creativo se sostiene. Se trata de completar las siguientes frases:

  • (Contexto/ Insight de la empresa) EN UN MUNDO/EMPRESA QUE …..
  • (People Insight) NOS DIMOS CUENTA DE QUE…
  • (Creatividad) ASÍ QUE NOS PREGUNTAMOS, ¿Y SI,…?

 

  1. Keep It Simple, Stupid!: evita la complejidad innecesaria

El principio KISS (del inglés Keep It Simple, Stupid!:​ «¡Mantenlo sencillo, tonto!») nació en 1960 en la Marina de los Estados Unidos como uno de los principios básicos para el diseño de aviones. Hoy es uno de los lemas favoritos de los sectores informáticos, que en su obsesión por generar mejores experiencias de usuario, se esfuerzan por desarrollar herramientas simples e intuitivas.

Pero lo cierto es que la sencillez es uno de los aspectos más importantes casi en cualquier ámbito, y también el más difícil de lograr. Ya lo decía Charles Mingus, reconocido jazzista estadounidense “complicar lo sencillo lo puede hacer cualquiera; pero hacer que lo complicado sea sencillo, tremendamente sencillo, eso es creatividad”.

La importancia de la sencillez radica en que lo que es simple es fácil de recordar, de adaptar y de mantener. Porque la complejidad es desorden, es contradicción. Lo complejo nos genera incertidumbre y, casi siempre, desinterés y abandono.

En este sentido, debemos impulsar ideas sencillas, que perduren en el tiempo, y que nos permitan mejorar nuestra relación con nuestro talento alejándonos de las incertidumbres, las ambigüedades y las contradicciones.

  1. Piensa en los stoppers de tu día a día

Tras varios días de darle solución al problema que le había encargado el rey sin llegar a ninguna solución, llegó el momento de darse un baño y, de repente, ahí estaba, ¡Eureka! Arquímedes no pudo resistir la emoción y salió a la calle, aún desnudo y gritando “¡Lo tengo!”

Si bien nunca podremos afirmar si esto se trata de una historia verídica, lo que sí podemos confirmar es que el cerebro es capaz de encontrar una solución a un problema cuándo más se aleja de él y puede apreciarlo desde otra perspectiva. Así lo demuestra el investigador de la Universidad de Drexel (EE UU), John Kounios, en un estudio que llamó The Aha! Moment: The Cognitive Neuroscience of Insight.

Y si bien es un dato que nos puede ayudar, también se puede convertir en un problema. Cuando asociamos la creatividad únicamente con estos “momentos Eureka” tendemos a encontrar diferentes barreras para ponerlo en práctica. Entre los stoppers más frecuentes para aplicar la creatividad en proyectos de talento se encuentran la falta de tiempo, la cultura de compañía, la desconexión con las inquietudes y/o intereses de los profesionales y la ausencia de un mensaje claro. Esta última barrera es muy común porque generalmente se persigue comunicar muchas cosas en lugar de enfocar aquello que realmente aporta valor diferencial.

Precisamente, el primer paso para enfrentar las barreras que te impiden aplicar la creatividad en tu día a día es que sepas reconocer las que tienes en tu entorno. Una vez identificadas, será más fácil buscar mecanismos o formas de vencerlas.

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Hace unos meses, un artículo publicado por Harvard Business Review destacaba los beneficios de la creatividad en los negocios de la siguiente forma: la creatividad acompaña la innovación, incrementa la productividad, favorece la capacidad de adaptación y es necesaria para el crecimiento. En un momento tan especial como el que vivimos, ¿Qué esperamos para aplicarla a los recursos humanos?

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Equipo Prensa
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